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Foto del escritorRab Dan ben Avraham

Parashá 16 Beshalaj

Nos dice la parashá: Vayehi beshalach Par'oh et-ha'am

O sea: “Y sucedió cuando envió el faraón al pueblo... 


La expresión “BeShalaj” traducido, “cuando envió” es la que da nombre a nuestra Parashá o sección de las Escrituras Sagradas que leemos en este Shabat. 


Tan pronto como los hijos de Israel finalmente salen de Egipto, cuando el faraón cede ante las evidencias del poder del Elohim de los hebreos, su corazón se endurece de nuevo y se lanza en una fiera persecución contra los hijos de Israel. 


¿Por qué lo hizo así el faraón? 


La Toráh nos revela que sus hechiceros le han convencido que el Dio Altísimo de Israel no tiene poder en el mar. Solamente en tierra. 


Por tanto, perseguirlos y arrinconarlos en el mar es la manera segura de traerlos a todos de vuelta a Egipto, pues una vez derrotado su Dio Altísimo, ya no tendrán fuerzas para enviar nuevas plagas sobre el país. 


Convencido de esto, el faraón lanza todo su ejército contra los hijos de Israel y repentinamente nuestros ancestros se ven atrapados entre el Mar de Suf (Mar de los Juncos) al frente y el poderoso ejército egipcio detrás. 


La reacción del pueblo no se hizo esperar y Moshé clama a Elohim quien le responde: 

“Mah-tits'ak elay? daber el-beney-Yisra'el veyisa'u. 


Así lo hizo Moisés y nos dice la Toráh que durante toda la noche estuvo soplando un fuerte viento que finalmente abrió el Mar de Suf en dos y los hijos de Israel pasaron teniendo muros de agua a su lado derecho y muro de aguas a su lado izquierdo. 


Los egipcios también aprovecharon el milagro para perseguir a los hijos de Israel pero el Eterno no permitió que pudieran acercarse. 


Al cruzar al otro lado, Moshé extendió su vara sobre las aguas y éstas volvieron a su lugar, ahogando a todos los egipcios, sus caballos y sus jinetes. 


En una respuesta natural, Moshé y los hijos de Israel cantaron una nueva canción de alabanza y gratitud al Eterno, y Miriam, con el resto de las mujeres de Israel, salieron en procesión de victoria, con panderetas y danzas acompañando a Moshé y al resto de los hombres mientras cantaban un nuevo canto de gratitud al Eterno por haberlos redimido finalmente del faraón, sus caballos y sus jinetes. 


Cuando llegamos al estudio de esta Parashá uno se encuentra en una zona de milagros y toda persona que preste atención a lo que aquí ocurre podrá percibir algo mucho más profundo un entendimiento más profundo y sagrado de la presencia de Dio Altísimo y del dominio de Dio Altísimo en el mundo. 


¿Por qué clamas a Mí? ¡Habla a los hijos de Israel y que marchen! 


Este milagro extraordinario tuvo lugar en el año 2448 desde la creación de Adám, el primer hombre y aproximadamente 1492 años antes del nacimiento de Yeshua, nuestro justo Mesías. 


¿Qué pasó después? Superamos el terrible obstáculo del Mar al frente de nosotros y al ejército del faraón detrás de nosotros. 


¿Qué pasó después? ¿Se acabaron los problemas? 

En ninguna manera, vinieron otros desafíos... 


Después de aquella gran victoria, los hijos de Israel, en el desierto, se encuentran sin agua y protestan ante Moshé y Aharón. 


Finalmente encuentran un gran oasis, pero resultó que sus aguas eran amargas. 


Moshé se vuelve al Eterno en busca de ayuda y el Dio Altísimo le revela una fórmula para convertir las aguas amargas en aguas potables mientras que luego surgen aguas de una roca cuando Moshé la golpea con su vara. 


En el desierto, una gigantesca nube de día les protegía del sol. 

Y una imponente columna de fuego les guardaba por la noche del frío y los animales salvajes. 


En la mañana cae de las nubes un rocío especial que es llamado “man” (maná) y luego ante la murmuración y la queja del pueblo, el Eterno les envía codornices. 


Así que los hijos de Israel recibían dos comidas diarias, una en la mañana, (maná) y otra en la tarde, codornices. 

En esas circunstancias, Moshé instruye a los hijos de Israel recoger doble porción el sexto día de la semana toda vez que el Eterno respetará el Shabat y no enviará ni maná ni codornices el séptimo día. 


Por tanto, la comida del Shabat deberá ser recogida el día previo al Shabat. Este día será conocido luego como “el día de preparación”, esto es, el sexto de la semana. 


La parashah nos cuenta cómo Aharón preserva una porción de maná en un recipiente especial como testimonio a las futuras generaciones de la fidelidad y confiabilidad de nuestro Eloha. 


La parashah concluye con un incidente que nunca deberá ser olvidado por los hijos de Israel: el ataque traidor de los amalekitas quienes son combatidos bajo el mando de Yeshua (Josué) y vencidos por la intercesión de Moshé quien desde una altura levantaba sus manos al cielo suplicando la ayuda divina para aquella gran victoria, mientras sus manos eran sostenidas por dos de sus discípulos más íntimos 

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