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Foto del escritorRab Dan ben Avraham

Parashá 8 Vayishlaj


Parashat Vayishlaj (Y envió)

Breshit 32:4-36:46

Haftarah: Ovadiah

Tzofen HaMaljutí: Meir 12:1-44


Resumen de la Parashá:


La parashá consta de nueve capítulos que narran la historia del retorno de nuestro padre Yaakov a Eretz Yisrael luego de 20 años en el exilio en Jarán. Al saber que en el camino a Eretz Yisrael tendrá que encontrarse con su hermano, Yaakov avinu envía “mal’ajim” (mensajeros) a Esav procurando calmarlo y establecer una relación pacífica con él luego de los incidentes relacionados con la primogenitura, asunto que ya hemos estudiado. Los mensajeros traen a nuestro padre Yaakov un reporte extremadamente crítico: Esav le envía un “comité de paz” compuesto de 400 hombres armados hasta los dientes. Yaakov toma medidas preventivas y divide su familia en dos campamentos, pensando que al menos uno de ambos sobreviva a la furia de su hermano. Luego de hacer profunda tefiláh, Yaakov envía varios grupos de mensajeros cada uno con su respetable donativo para calmar los ánimos de su hermano.


En la noche toma a sus dos esposas y sus dos siervas y sus once hijos y los hizo cruzar el arroyo de Yaboc con todo lo que tenía y él se queda al lado este del arroyo orando. Esa noche un mensajero celestial libra una batalla física contra Yaakov Avinu, dando la impresión de que desea matarlo y Yaakov tiene que defenderse con toda su fuerza. El desconocido visitante, al ver que no puede vencerlo, lo golpea en la articulación de la cadera y lo descoyuntó. Además le pide que lo deje porque se acerca el alba, a lo que nuestro padre responde: No lo dejo si no me bendices. Finalmente la bendición es dada y el mensajero celestial desaparece. Cojeando, Yaakov avinu se apresta para su encuentro con su hermano y finalmente este tiene lugar pacíficamente. Los dos se abrazan y se besan y siguen luego su camino. Esav orienta sus pasos hacia el monte de Seir y Yaakov compra un lote de tierra cercano a la ciudad de Shejem (Sikem) llamado Sucot, donde levanta una tienda para sí y otras tiendas (sucot) para su ganado.


En esta localidad sucede una horrible tragedia: Dinah, la hija de Yaakov Avinu, mientras trató de tener amistad con las chichas de Sikem, es raptada y violada por el príncipe de Sikem y dos de sus hermanos, Simón y Leví, desarrollan un plan por el cual se vengan de su hermana, matando a todos los varones de la ciudad, incluyendo el malvado príncipe que la había violado.


Yaakov sigue su viaje y para colmo de problemas, Rajel, su amada, muere en el camino mientras daba a luz a su segundo hijo, Benyamim. Rajel es sepultada cerca de la ciudad de Bet-Léjem.


No se había recuperado aún de la pérdida de su amada, cuando Reuven viola el lecho de su padre lo cual causa que sea privado de su primogenitura, trayendo deshonra al honor de nuestro padre. Finalmente Yaakov lleva a Hebrón, donde se encuentra con su padre Yitzjak, ya sumamente anciano y descubre que su madre Rivká ha muerto. Yitzjak muere a los 180 años y es sepultado en Hebron por sus dos hijos, Yaakov y Esav. La parashah concluye dando una información detallada de la genealogía de Esav, padre de Edom, padre de los romanos (edomitas).


Por su parte, el profeta Ovadiah, profetiza sobre Edom y da una de las más extraordinarias promesas de retorno de un área específica del mundo: Sefarad. Se afirma que los cautivos de Yerushaláyim que están en Sefarad, no solamente regresarán (por implicación) sino que se les asigna un lugar específico de la Eretz Yisrael: El Neguev. Esta profecía será cumplida al pie de la letra y ya lo estamos viendo ante nuestros propios ojos, una inminente señal de que nuestro Santo Maestro, el Mélej HaMashiaj, está cerca, a las puertas.


Finalmente, los dichos de nuestro Rebe nos confrontan con una serie de temas altamente críticos para cada uno de los que seguimos sus enseñanzas y nos cobijamos bajo Su autoridad.


En primer lugar, el Maestro explica el significado del controversial pasuk del profeta: “La piedra que desecharon los edificadores es la que ha venido a ser cabeza del ángulo” (12:10).


A continuación expone cuál debe ser nuestra relación con las autoridades gentiles cuando éstas dominan sobre nosotros civilmente: “Lo que es del César, al César y lo que es de Elokim, a Elokim”. En otras palabras, mientras estamos bajo el control político de los gentiles, es deber de cada yehudí seguir las leyes del país que nos domina o donde vivimos, excepto en aquellos cuatro mandamientos que es preferible morir, antes de violarlos, a saber: Idolatría, Asesinato, Inmoralidad Sexual. Para los discípulos del Rebe, hay uno extra: negarle. Todo aquel que niegue su identidad con el Maestro, y Su medianidad, cuando es confrontado específicamente con ella, de no hacer teshuvá, no tendrá parte con él en el mundo por venir.


Por otro lado, luego de afirmar la doctrina cardinal de la resurrección de entre los muertos, el Rebe establece el credo oficial de Israel: El (la) Shemá. “Oye Israel, el Eterno nuestro Elohim, el Eterno Uno es”.

Como ya hemos explicado, la palabra “ejad” tiene dos significados básicos, pero uno de ellos, que es el contexto aquí, no es afirmar necesariamente la unicidad de la Divinidad, para lo cual el hebreo usa otra palabra, sino la autoridad absoluta de Elohim sobre toda Su creación. “Que el Eterno es una unidad” significa que todos en el Maljut HaShamayim, están unidos a él, le obedecen, se sujetan a Su voluntad y son una perfecta “ejad” con la Divinidad, en términos de intención, propósito y acción.


Los hombres, creados a Su imagen y semejanza, hemos escogido el camino equivocado y consecuentemente una gran división existe entre el mundo superior y el mundo inferior, entre el Creador y sus criaturas. Consecuentemente, es deber de cada yehudí y converso sincero, orar para que el Reino de los Cielos “venga” o “descienda” a nosotros, para que la voluntad del Padre sea hecha en la tierra como se hace en el cielo. De esta manera, se cumplirá la profecía, que el Nombre del Eterno será “Ejad” algún día aquí en la tierra, para siempre, es decir, que todos en perfecta unidad con el Eterno, haremos Su voluntad sin murmurar. Precisamente esa es la meta del Rebe para nosotros: “Que todos sean UNO como él y el Padre son una “ejad”.


A continuación el Maestro establece el principio del amor al prójimo como a uno mismo, como el segundo y más importante mandamiento de todos. El que ama al prójimo como a sí mismo, no viola la mayoría de los mandamientos relacionados con la existencialidad humana, porque “el amor no hace mal al prójimo”, por tanto, el cumplimiento de este precepto es como guardar todos los preceptos.


Las palabras del Maestro se elevan aún más cuando confronta a sus compatriotas con las palabras de David HaMélej en sus benditos salmos: “Dijo HaShem a mi adón (adoní: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies”. Si David le llama “mi adón” (mi amo, mi señor, mi dignatario, mi jefe, mi patrón, etc.) ¿cómo podrá ser su hijo?”.


En la mayoría de las versiones cristianas, este Salmo es traducido: “Dio el señor a mi señor”, donde los dos “señores” se capitalizan, sugiriendo al lector que se trata de una misma “esencia”, o sea, que el primer señor es igual al segundo señor y por tanto, se deduce una muy popular doctrina.


El texto hebreo no dice eso. El primer “señor” es el Eterno (Y-H-W-H) pero el segundo, no lo es, sino “adoní”, esto es, “mi amo, o jefe” como ya hemos explicado. Por tanto, el problema no está en quién es el primer “señor”, ya lo sabemos, sino quién es el “adón” o “jefe” de David, a quien el propio rey reconoce como su “autoridad suprema” (adoní, mi señor).


La pregunta del Maestro es muy simple, pero difícil de responder: Si el Mashiaj es hijo de David, el hijo siempre es inferior al padre, porque el hijo debe siempre sujetarse y honrar a su padre. Por tanto, David siempre tendrá autoridad sobre el Mashiaj y el Mashiaj debe estar sujeto a su padre David, porque es su hijo. Pero si David llama al Mashiaj, “mi adón, mi jefe, mi patrón, mi autoridad”, ¿cómo es su hijo entonces?


Algunos proponen como respuesta que esto significa que Mashiaj no es hijo de David. Pero tal cosa no resiste la evidencia bíblica. Si el Mashiaj no es hijo de David, entonces no es el Mashiaj.


Por lo tanto, debemos encontrar otra solución y es esta: que la autoridad del Mashiaj es tan grande que sobrepasa incluso, la de su propio padre David, consecuentemente David, reconociendo tal grado supremo de autoridad, se somete a su propio hijo y voluntariamente le sirve, aceptando el Decreto Divino sobre la elección y exaltación del Mashiaj por el Eterno.


Por otro lado, el Maestro nos advierte de tener mucho cuidado contra aquellos que tienen fama de liderazgo entre el pueblo, pero sus corazones están lejos de Elohim, buscando solamente el aplauso de los hombres, mientras que a escondidas, “devoran las casas de la viudas” y para cubrirse, se presentan ante los hombres como muy piadosos exhibiendo sus oraciones en público, fuera de la sinagoga, en plena calle, para ser vistos de los hombres.


Pero no es necesario hacerlo solamente en la calle, incluso en privado. Cuando nuestros ejercicios religiosos tienen la intención de buscar el reconocimiento de los hombres, sea en público o privado, estamos a mil años luz del Eterno.


Una vez un maestro oraba en su cuarto privado. De pronto escuchó un pequeño golpe en la puerta. Pensó: sin duda son mis talmidim tratando de ver cómo es mi vida personal de oración. Entonces intensificó su rezo, elevó su alma, gimió en alta voz y parecía tocar el mismo cielo. Esto hizo durante toda una semana, pues siempre el sonido de la puerta lo inspiraba. Un día decidió sorprender a sus estudiantes; al escuchar el golpecito en la puerta, la abrió de un tirón, y resultó que era el rabo de su gato quien la golpeaba. Sin comentarios.


La sección de los dichos del Maestro para esta semana concluye con una advertencia ética impresionante: tzedaká se mida por lo que nos queda en la bolsa cuando la entregamos, no por el valor de ella misma. Una tzedaká que representa todo su sustento para ese día, revela un grado de confianza en el Eterno fuera de serie. La enseñanza del Maestro es evidente: No debemos dar de lo que nos sobra, sino de lo que nos privará de un día de asueto propio. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.


32:4 “Y envió (Va-yishlaj) Yaakov mensajeros (ángeles) delante de él a Esav, su hermano, a la tierra de Seir, al campo de Edom”.


Pregunta: ¿Fue apropiado para Yaakov enviarle mensajeros a su hermano Esav?


Respuesta: Desde el punto de vista de Yaakov, que buscaba la paz, era una hermosa acción. Desde el punto de vista de estrategia militar, no, porque habitando en Seir, posiblemente Esav ni siquiera hubiera advertido el regreso de Yaakov. Pero ahora, con los mensajeros presentes, su antigua ira resucita y se prepara para ir contra su hermano.


Debemos recordar que Esav había jurado vengarse de su hermano y matarlo. A fin de no olvidarse de su juramento, Esav habitó en Seir, que significa “cabra” para recordarse siempre que la piel de tales animales sirvió a Yaakov para reemplazarlo.


Además llamó su campamento, el “campo de Edom”, porque “Edom” significa “rojo”, como el color del guisado que sirvió de venta de su primogenitura. Por tanto, aun cuando estaba pasivo, la llegada de los mensajeros de Yaakov, causan que todo su rencor escondido por más de 20 años, se reavivara y provocará la creación de este ejército.


Pero esto es una lección para nosotros. Rav Shaul advirtió desde el comienzo de su servicio al Eterno que todas las cosas que fueron escritas, lo fueron con la intención de servirnos de instrucción para entender lo que pasaron nuestros padres de tal manera que nos vaya bien en nuestra jornada.


Según mi maestro, el capítulo 32 de Breshit es un bosquejo profético de todo lo que debemos esperar que suceda cuando decidimos hacer aliá y regresar a la tierra de nuestros ancestros. Lo que aquí se nos informa, no es nada bueno que digamos: Estorbo tras estorbo; peligros tras peligros; impedimentos tras impedimentos, traiciones tras traiciones… En otras palabras, todo hombre justo que disponga su corazón para hacer aliá, temporal o permanente, deberá saber que tendrá que luchar contra la oposición más severa nunca antes conocida.


Pero también, nos decía, revela las cuatro poderosas armas que debemos utilizar para salir victoriosos de tal situación. ¿Cuáles son esas armas?


Primero: La oración. Yaakov Avinu derramó su alma delante del Eterno suplicando dirección, fortaleza, protección y éxito. Es imposible sustituir la oración. El rezo, hecho de corazón, eleva al alma hacia el trono mismo de la misericordia. Nos hace depender del Eterno, no de nuestra fuerza o sabiduría. Nos recuerda que es el Cielo quien tiene el control de todo en Su mano y previene nuestras almas de la altivez y el orgullo espiritual. Una persona que ora, es una persona que se mantiene sencilla y humilde.


Segundo: Donativos. Debemos estar dispuestos a hacer donativos a los que tienen el potencial de cerrarnos el paso en nuestro proceso de aliá, como hizo nuestro padre Yaakov con su propio hermano Esav, al cual le envió donativos especiales. Entregó la décima parte de sus animales como regalos para Esav, a fin de rectificar haber olvidado dar su diezmo al Eterno, como había prometido. Al hacerlo, estaba reconociendo que su hermano era el mayor de los dos y con ello procuraba apaciguar su ira.


De ahí el dicho: “Lo que no damos a HaShem, lo tendremos que dar a Esav”.


Tercero: Escondernos. Debemos aprender a escondernos de nuestros enemigos y salirnos de su vista cuando su ira sin causa busca hacernos daño. Esto significa aprender a defendernos a nosotros mismos. Si bien el exilio es indicativo de encontrar una forma segura de escape, representa también el principio válido de la defensa propia, lo cual es permitida y exigida cuando nuestra vida y la de los nuestros, se encuentra en peligro.


Cuarto: Diplomacia. El enemigo, humanamente hablando, es más fuerte que nosotros y debemos aprender a usar la diplomacia para que finalmente el camino se abra tanto como sea posible para nuestro regreso a la tierra de nuestros ancestros.


El que tiene ojos para leer, que lea de nuevo.


32:7 “Y volvieron los mensajeros a Yaakov diciendo: “Fuimos a tu hermano Esav y también él viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres”.


Pregunta: ¿Cómo sabía Esav que su hermano se encontraba de regreso de su exilio?


Respuesta: Según el Midrash, luego de despedirse de sus hijas y nietos y hacer el pacto de paz con Yaakov, Laván, de malvado corazón, llamó su hijo y a otro pariente y les pidió dirigir un comando secreto, formado por diez milicias bien entrenadas, para que se adelantaran a Yaakov por otro camino y se encontrarán con Esav a quien había enviado una nota diciendo:


“Por cierto sabrás cómo el malvado Yaakov, tu hermano, nos ha engañado todos estos años. Vino a verme completamente sin nada, y lo recibí en mi casa y le ofrecí mi hospitalidad y mis dos hijas con sendas siervas para atenderlo. Debido a esto, logró tener una gran riqueza de animales de todo tipo, oro y plata. Una vez enriquecido, me engañó, aprovechándose de mi ausencia, para escaparse de mi campamento e irse a tierra de Kenaán. Incluso, al salir, se robó los ídolos de mi propia casa. Ahora hemos descubierto su paradero, se encuentra acampado en la montaña que está al pie del arroyo Yaboc y esta es tu gran oportunidad de destruirlo y hacer con él lo que quieras. Por demás está decirte que si lo matas, nos harás un gran favor”.


Al leer esta correspondencia, la ira de Esav, que estaba como dormida, resucita dentro de él y los recuerdos de la manera cómo sucedieron las cosas en lo relacionado con su primogenitura lo enfurecen al punto que decide la destrucción de su hermano, preparando un ejército de 400 hombres bien armados para tal fin.


Pregunta: ¿Por qué se derritió el corazón de Yaakov avinu cuando supo que su hermano venía contra él con 400 hombres bien armados?


Respuesta: En primer lugar, porque Yaakov era en sí mismo un hombre pacífico, amante de la reflexión y de los lugares tranquilos para el estudio de la Toráh. No era un hombre atraído por la guerra ni del revanchismo, mucho menos, del odio sin causa. En segundo lugar, Yaakov sabía que durante todos los años de su ausencia, Esav había cuidado de sus padres, que eran también los suyos. Y cuando un hijo honra a su padre, hay un gran mérito a su favor. Yaakov temía que tal mérito fuese tan fuerte, que no tuviera cómo hacerle frente a Esav. En tercer lugar, Esav, como quiera que sea, habitaba Eretz Yisrael, mientras que él estuvo en el exilio. El temor de Yaakov era entonces que no tuviese méritos suficientes para evitar un enfrentamiento con su propio hermano, que podría causar que lo matara en defensa propia y tal idea, estremecía su corazón.


Recordemos que Yaakov avinu era un hombre, físicamente hablando, extremadamente fuerte. Cuando arribó a la tierra de Jarán y se encontró con Rajel, levantó solo, la enorme piedra que cubría el pozo de aguas, cuando varios hombres eran requeridos siquiera para rodarla. Yaakov, no solamente la rodó, la levantó en peso y la colocó a un lado causando que los hombres del lugar se llenarán de miedo ante su enorme fuerza.


También vimos en el resumen, cómo luchó solo contra un ángel siendo el mal’aj incapaz de vencerlo. Yaakov conocía de su enorme fuerza.

Además, sabía que muchos ángeles celestiales le acompañaban en su viaje y que tenía permiso del Cielo para usarlo a su favor cada vez que quisiera.

Una orden dada a estos malajim, y Esav habría muerto inmediatamente, sin duda, con toda su familia, sus mujeres e hijos, a manos de los siervos de Yaakov.

Y esto era algo que estremecía el corazón pacífico de nuestro padre Yaakov.


Esto se corrobora por una declaración hecha hace algún tiempo por la ex primer ministro de Israel, Golda Meir, cuando en la ocasión de visitar Londres (1969) afirmó en una conferencia de prensa: ”Cuando venga la paz, tal vez seremos capaces de perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. Pero será mucho más difícil para nosotros perdonarlos por habernos forzado a matar los suyos”.


Al poner todos estos elementos juntos, podemos entender mejor por qué se derritió el corazón de nuestro padre cuando supo que Esav, su hermano, venía contra él con un ejército de 400 hombres armados.


No fue miedo o cobardía, sino el temor de causar daño innecesariamente, a su propio hermano. Y este es la marca que debe permear la vida de cada yehudí, para que nadie sufra en la tierra por nuestra causa, a pesar de nuestra fuerza y recursos escondidos.


Pregunta: ¿Tuvo conocimiento Yaakov Avinu del Mashiaj?


Respuesta: Sí la tuvo. Según el Midrash, la razón por la cual Yaakov avinu menciona primero las toros y los asnos y luego las ovejas (32:5,6) cuando lo normal es mencionar las ovejas primero, porque son más numerosas, obedece a un hecho obvio: mencionar las ovejas (que incluye los cabritos) primero, haría recordar a su hermano el incidente de la herencia y despertar su ira, así que decide comenzar por los toros, los asnos y recién después los “tzon” (ovejunos que incluye cabras y cabritos), pero en esa ocasión, el argumento de Yaakov, afirma el midrash es como sigue: “Tenemos la tradición de que uno de los desciendes de Avraham tendrá 12 hijos que vendrán a ser los padres de las doce tribus. Yo tuve el mérito de engendrarlos, por eso he adquirido la nación de Israel que es comparado a las ovejas. El Mashiaj, no obstante, cabalgará sobre un asno, por culpa de nuestros pecados…”

Además, luego de haber peleado con el ángel durante toda una noche y entrar cojo a su lugar (Peniel), al salir el sol, la luz de sus rayos curó a nuestro padre de la cojera.


Pregunta: ¿Qué luz fue esa?


Respuesta: Se afirma que fue la luz que el Eterno hizo aparecer al comienzo de la creación cuando dijo: “Sea la luz”. Esa luz representa a Mashiaj, que fue escondida para revelarse a los justos en el futuro. Esta luz (Mashiaj) sanó a Yaakov de su dolencia.

Por estas dos razones, sabemos que Yaakov avinu tuvo conocimiento del Mashiaj. Siendo él el padre de todo Israel, pues cada uno de sus hijos fue elegido para formar las doce tribus, ¿no le revelaría el Eterno el instrumento por el cual la redención de Israel y del mundo vendría? Por otro lado, un antiguo dicho afirma que cuando el Mashiaj venga, el Eterno curará por medio de él, a todos los “cojos y ciegos”.


Nicodemo le dijo: “Nadie puede hacer estas señales que tú haces, si el Eterno no está con él”.

Yeshua dijo: “Ve y preséntate ante el cohen para que les sirva de evidencia”.

Cuando Yojanán envió un comité a preguntarle si él era el que habría de venir o se debería esperar a otro, el Maestro les respondió, entre otras cosas: “Vayan a Yojanán y díganle: “Los ciegos ven y los cojos andan”.

El que tiene ojos para ver, que vea.


32:25 “Y quedándose Yaakov solo, luchó un varón con él hasta el amanecer”.


Pregunta: ¿Quién fue este “extraño” que lucha con Yaakov hasta el amanecer y quien al final lo bendice con la revelación de que tendrá un cambio de nombre, no más Yaakov, sino Israel?


Respuesta: Según algunos poskim (Rashí) era el ángel guardián de Esav que fue enviado del Cielo para esta tarea. Según otros, era Mijael el príncipe que protegía a Israel. Sea cual fuese, para Yaakov, se trataba de un desconocido, porque se había aparecido en forma humana.


Pregunta: ¿Cuál fue la razón de la lucha?


Respuesta: Según algunos, porque Yaakov no había separado el diezmo de sus hijos. El ángel le dijo: “Tu prometiste al Eterno apartar para él todo lo que fuera diezmo. Ahora tienes doce (12) hijos y una (1) hija. ¿Por qué no has separado el diezmo de tus hijos?”

Yaakov entendió y se puso a calcular el diezmo de los hijos. Según el Targún, lo primero que hizo fue separar los primogénitos de sus cuatro esposas. Resultaron ser: Reuvén, Yosef, Dan y Gad.

Esto fue requerido porque los primogénitos, por razón de su primogenitura, no pertenecían a Yaakov. Se separa el diezmo solamente de lo que nos pertenece.

El resto de los ocho hijos, tendrían que ser contados para saber dónde caía el diezmo. Simón (1) Leví (2) Judá (3) Isajar(4) Zebulón (5) Naftali (6), Asher (7) y Benyamim (8).

Comenzó a contar de nuevo para ver dónde caería el décimo (diezmo) y dijo: Simón (9), Leví (10). Y de esta manera Leví vino a ser el diezmo de los hijos de Yaakov. Más tarde la Toráh dará a Leví, los diezmos de todo, porque él mismo es el diezmo.

Cada vez que un creyente no separa el diezmo, el ángel de Esav se le opondrá en el camino y luchará contra él hasta que separe lo que pertenece al Eterno, como hemos explicado en la parashá previa.


Pregunta: ¿Cómo puede un mortal (Yaakov) luchar contra un ángel (celestial) y vencerlo?


Respuesta: Cuando un ángel es enviado a cumplir alguna misión en la tierra, se limitan sus poderes al tipo de misión específica a la que es enviado. Además, tiene que asumir, temporalmente, forma humana y eso limita aun más su movilidad y su fuerza. Siendo el propósito del encuentro causar que Yaakov recibiera una bendición especial, la lucha misma fue intencional para provocar que Yaakov acumulara los méritos suficientes para recibir su nombre nuevo. Cuando a un hombre se le permite ascender a los lugares celestiales, adquiere dimensiones angelicales y por ejemplo, no necesita comer o beber. Un ejemplo lo tenemos en Moshé Rabenu, que estuvo 40 días y cuarenta noches sin comer ni beber. ¿Cómo explicamos esto? Porque fue elevado al mundo de los ángeles y consecuentemente no tenía necesidad ni de comer ni de beber. Pero cuando los tres mensajeros celestiales visitan a Avraham avinu, aceptaron las limitaciones propias de nuestra dimensión terrenal y se sentaron a la mesa y comieron junto a nuestro padre Avraham.

De la misma manera, nuestro Santo Maestro, por 40 días y 40 noches no comió ni bebió, lo cual indica el grado de elevación espiritual que recibió al punto de no tener que comer ni beber durante todo ese tiempo. Al final de tales largos e intensos periodos y retornar a “tierra de nuevo” es lógico que el cuerpo tenga hambre.


32:29 “No será ya más tu nombre Yaakov, sino Israel, porque has luchado con Elohim y con los hombres, y has vencido”.


Según algunos maestros, el cambio de nombre tiene el poder de destruir malos decretos. También destruye debilidades generacionales. Además, abre el camino para recibir nuevos recursos celestiales para la nueva misión que se entrega -con el cambio de nombre-. Al darle un nuevo nombre, Yaakov recibe una dosis sobrenatural de rocío celestial para preparar el camino a la redención.

Por otro lado, el nombre “Yaakov” está relacionado con “akav” (talón) y por extensión, significa el que “depende” del otro, sujetándose a su talón, como sucedió con el nacimiento de ambos. Tal imagen podría significar alguien que usa de ciertos “trucos” o “engaños” para recibir o alcanzar ciertas cosas en la vida. Pero Israel, según algunos poskim, está compuesto de “superioridad” (Rashí) y “príncipe” o “principado” (Heb. Sar).

Al cambiarle el nombre, Yaakov asume una nueva identidad espiritual, donde quiera pues, que la raíz espiritual de Esav busque a Yaakov, no lo encuentra, porque está escondido y protegido con un nombre nuevo. Así como los ángeles reciben muchas veces sus nombres dependiendo de la naturaleza de la misión a la cual son enviados, así también un nuevo nombre en una persona, implica un cambio en su naturaleza.


32:31,32 “He visto a Elohim cara a cara”.


Pregunta: ¿No está escrito que ningún mortal ha visto a Elohim quien es “invisible, inmortal, espíritu puro”?


Respuesta: La frase no ha de tomarse literalmente. Solamente significa que ha tenido acceso a la Divinidad sin intermediarios, “cara a cara”.



32:33 “Por esto no comen los hijos de Israel, hasta el presente, el tendón escogido que está en la articulación de la cadera…”


Pregunta: ¿Qué “tendón” es este?


Respuesta: En realidad es el nervio ciático o “dislocado” (Gid Ha Nashé). No comerlo es uno de los preceptos negativos que aplican a todos los yehudim (no es obligante para los Benei Noaj/Benei Avraham).


Pregunta: ¿En qué animales se encuentra este nervio que no debe ser comido?


Respuesta: Según algunas autoridades, aplica a todos los mamíferos, pero no aplica a las aves. Pero si un ave tuviese músculos convexos en el hueso de la cadera, entonces el nervio ciático debe quitarse. Debido a la complejidad del tema, solamente deben comerse carnes de reses o aves, revisadas por un rabino con licencia para supervisar estos asuntos.


Pregunta: ¿Por qué no se come el gid ha nashé (nervio dislocado)?


Respuesta: Ha sido creído que la ingestión de este nervio puede causar que los pensamientos de una persona “se disloquen” porque se considera que en él hace su residencia cualquier sheidim que esté en el animal. Al comerlo, la mala influencia escondida en el nervio, puede pasar al que lo come.


Pregunta: ¿No dijo el Maestro que lo que entra por la boca no es lo contamina, sino lo que sale, haciendo “limpios” todos los alimentos?


Respuesta: Nuestro Santo Maestro no está hablando para nada de alimentos prohibidos por la Toráh. Él consideraba que todos los alimentos permitidos por la Toráh, ya habían sido limpiados por Elohim mismo y no requerían de ninguna ayuda humana particular y única en forme de ritual, para limpiarlos. Su intención fue mostrar la importancia de supervisar meticulosamente el corazón, asiento de las emociones, porque las cosas escondidas allí, cuando salen, contaminan al hombre, pero no “el lavarse las manos de cierta forma” y solamente de ella, para poder declarar puros los alimentos permitidos, los cuales, por su propia naturaleza, ya son puros en sí mismos, probado que existen en las condiciones establecidas por la Toráh.


33:19 “Y adquirió la parte del campo…”


Las Escrituras nos hablan de tres grandes transacciones comerciales registradas por nuestros ancestros en Eretz Yisrael.

Primero: La cueva de Macpelá, adquirida por Avraham avinu.

Segundo: El campo mencionado en este pasuk por Yaakov avinu.

Tercero: La tierra donde fue erigido el Bet Hamikdash por David Hamelej.

La Toráh por tanto, es el documento de compra y venta más seguro que tenemos los hijos de Israel.


34:2 “Y la vio Siquem, hijo del jeveo Jamor, gobernante del país…”


Como sucede en otros lugares, Siquem es el nombre de la ciudad y también el del príncipe que violó a Dinah. Sin embargo, hay un problema con este nombre, porque aquí se le denomina el hijo del “Jeveo” o “Jivita”, pero en Breshit 48:22, Yaakov los llama “amorita” (amorreos) que nada tiene que ver con los Jeveos. Ambas naciones pertenecen a los pueblos cananeos (10:15ss) pero son dos pueblos distintos.


Pregunta: ¿Cómo se resuelve la contradicción?


Respuesta: ¡Una buena pregunta de tarea!


35:16-18 “…Rajel dio a luz con gran trabajo… y sucedió que cuando su alma la abandonaba, le puso por nombre Ben Oní (Hijo de mi dolor), pero su padre lo llamó “Benyamin” (“Hijo de mi mano derecha” o “hijo del Sur”, lo cual quiere decir que Yaakov estaba mirando hacia el Este cuando el evento tuvo lugar y por lo tanto, su mano derecha indicaba el Sur.

De esto aprendemos que los puntos cardinales indican nombres propios. Por ejemplo, se comienza mirando al Este, el cual es llamado “Panim” (rostro). El Sur, “Yamin” derecha, porque está ubicado a la derecha del que mira al Este. El norte, se conoce como la izquierda y el oeste, “detrás” o “espalda”.

Cuando la Toráh habla entonces que el “enemigo vendrá por el norte”, significa por la “izquierda” no por la “derecha”. El que tiene ojos para ver, que vea.


Pregunta: ¿Cuál fue el único hijo de Yaakov avinu que fue sabrá, esto es, nacido en Eretz Yisrael?


Respuesta: El de su mano derecha.


Pregunta: ¿Por qué si el cetro fue dado a Yehudá según la profecía de Yaakov (Breshit 49), el primer rey de Israel procede de Benyamin?


Respuesta: En honor al único hijo de Yaakov que nació en Eretz Yisrael, y por tanto, en ese sentido, fue el primogénito de la tierra.


Pregunta: ¿Por qué murió Rajel en el parto de su hijo?


Respuesta: Por tres razones pueden morir las mujeres judías al dar a luz: Primero: Por descuidar las leyes de nidáh.

Segundo: Por descuidar las leyes de jalá.

Tercero: Por descuidar el encendido de las luces del Shabat.


Esto expresa las tres funciones básicas de la mujer judía en la comunidad, en el hogar, en la sociedad judía. La mujer tiene la responsabilidad de mantener la santidad de la familia. Ella es la que santifica al marido. Ella es la que mantiene su alimentación kasher. Ella es la que mantiene el honor del Shabat. Una mujer judía que descuida alguna de estas funciones, causa que el Tribunal Celestial mire su conducta y traiga disciplina sobre ella.

Las leyes de nidáh mantienen la pureza familiar.

Las leyes de jalá, mantiene la pureza del Shabat.

Las leyes de las luces del Shabat, mantienen los dos mandamientos principales del Shabat: santificarlo y recordarlo. Por eso se encienden dos velas.

La madre judía que es cuidadosa en estos tres mandamientos, causa que de su vientre surjan sabios de la Torah.


Pregunta: ¿Por qué el Cielo no ayudó a Rajel en el parto?


Respuesta: Mi maestro nos dijo: “Al morir así, le correspondió ayudar a su esposo a cumplir una mitzvá: no estar casado con dos mujeres en Eretz Yisrael y no contaminar la tierra por una violación de la Toráh”


36:1-43 Los descendientes de Esav


La parasha concluye con la historia detallada de los descendientes de Esav y la manera cómo Esav se separa definitivamente de su hermano Yaakov para ubicarse en el monte de Seir, donde tuvo su herencia. Las razones de la partida de Esav son múltiples, la más importante es su reconocimiento de que la tierra de Israel pertenece a su hermano.


El día vendrá cuando la descendencia de Esav reconocerá finalmente, este decreto divino. Por las buenas o las malas. Mashiaj se encargará de eso.


Por tanto, mientras no tengamos a Mashiaj reinando en Yerushaláyim, debemos esperar conflictos permanentes con nuestro pariente. Lo demás será pérdida de tiempo. Las negociaciones deberán siempre tener como meta, no una solución permanente, sino temporal.


Esav constantemente violará cualquier acuerdo de paz con su hermano Yaakov. Sus 400 generales siempre estarán armados hasta los dientes para intentar destruirnos.


Es imposible confiar en Esav, tarde o temprano siempre su arco y su flecha nos amenazarán. Nuestra función será como la de Yaakov, constantemente apaciguar su odio sin causa, negociar lo mejor posible, hasta que venga Mashiaj y nos salve, como fue anticipado por el profeta Ovadiah.


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