No inventamos una nueva Torah

Un recordatorio esencial: la Toráh ya fue dada, nuestro llamado es estudiarla, comentarla y aplicarla, no reinventarla.

Shalom queridos hermanos y hermanas,

El tratado Talmúdico Shabat folio 31ª, cuenta de la famosa historia de un gentil que deseaba estudiar Toráh en los días de Shamai y Hillel en Israel. Un día se acercó al gran maestro Shamai y le dijo:

“Quiero que me conviertas al Judaísmo con una condición: que me enseñes toda la Toráh mientras sea capaz de sostenerme a mí mismo en un solo pie”.

Shamai lo echó de su tribunal empujándolo con el bastón que llevaba simpre en su mano. El hombre fue entonces a la Academia de Hillel y le dijo lo mismo:

“Quiero que me conviertas al Judaísmo con una condición: que me enseñes toda la Toráh mientras sea capaz de sostenerme a mí mismo en un solo pie”.

Hillel lo recibió y le aceptó su oferta diciéndole:

“Lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo. Esto es toda la Toráh, el resto es comentario, ve y apréndelo”.

La mayoría de las personas que se encuentran con este dicho famoso del Talmud ven en la declaración del gran maestro Hillel el principio ético del amor al prójimo como requisito para el estudio de la Toráh. “El amor al prójimo es el cumplimiento de la Ley”, afirmará luego el gran rabino estudiante de la academia de Hillel y firme seguidor de Yeshua, Shaul de Tarso, shelita.

La reacción de Shamai es entendible. ¿Cómo podría esta persona ignorante de la Toráh, aprender toda la Toráh mientras fuera capa de sostenerse en pie, tal vez por una hora, o dos horas, pero no mucho más que eso? Por el otro lado, la reacción de Hillel podría ser vista como simple, pero no tiene nada de simple. Las palabras del gran sabio procedente del exilio babilónico tienen implicaciones académicas muy profundas.

Decir: “El resto de la Toráh es comentario, vé y apréndelo”, es, en el fondo, más complejo de lo que a primera vista pareciera. Aprender los comentarios de la Toráh es un asunto que nos tomará toda la vida. La Mishná no duda en afirmar una declaración que viene desde lejos, de los profetas:

“Talmud torah ke`neged kulam”.

Todos los mandamientos son importantes, pero “Talmud torah ke`neged kulam”, o sea, el estudio de la Toráh equivale a todos ellos. Sin el estudio y conocimiento de la Toráh, ¿cómo podríamos guardar de forma apropiada los mandamientos? El mundo descansa en tres pilares:  el servicio a Dio Altísimo, el servicio al prójimo y el estudio de la Toráh. Sin embargo, “Talmud torah ke`neged kulam”.

¿Por qué? Dijo el maestro a una persona no judía un día, y parafraseándolo: “Ustedes adoran lo que no saben, los judíos servimos a Dios  con pleno conocimiento de causa, por tanto, tu salvación podrá venir solamente por medio del judaísmo, por medio de los judíos”.

¿Por qué? Porque “servimos a Dio Altísimo basado en el conocimiento que nos viene de la Toráh”. La Toráh, amigos míos, es el fundamento del universo. Dios creó el universo por la palabra de la Toráh… Por tanto, la Toráh no es simplemente un libro que puedes comprar por dinero, Toráh es revelación, es la revelación de los secretos de la Toráh que Moshé, Joshua, los ancianos, los profetas, los hombres de la Gran Asamblea y los sabios y maestros de la Toráh han comentado generación tras generación.

Ponerte a estudiar Toráh por tu cuenta, es caer en la misma simpleza del hombre que dijo: “Enséñame toda la Toráh mientras puedo sostenerme en un solo pie”.

Gershon Sholem, una de las mentes judías más brillantes en este campo de nuestra generación, en su obra, “ Messianic Idea in Judaism”, (1971), escribió, y cito:

“La verdad es dada una vez por y por todas, y ha sido establecida con total precisión. Ahora solamente requiere ser trasmitida. La originalidad en la exploración erudita de la Toráh tiene dos aspectos.

A)  Su espontaneidad para desarrollar y explicar lo trasmitido en Sinaí y

B) la búsqueda no de nuevas ideas, sino la subordinación de uno mismo a la continuidad de la tradición de la palabra divina en el contexto de su propio tiempo.

¿Qué significa esto?

Para ponerlo simple: “No estudiamos Toráh para encontrar una nueva Toráh, no estudiamos Toráh para inventar nuevos sistemas, estudiamos Toráh como comentario capaz de aplicar los grandes principios ya revelados, a las nuevas condiciones que se van dando en el camino”.

La mente moderna del siglo 21 nos ha vendido el paradigma de qué inteligente es la persona que sea capaz de traernos algo nuevo, la “originalidad” y la “creatividad” de la mentalidad del modernismo. Para los profetas hebreos, no podemos inventar una nueva Toráh, ya ha sido dada, ahora tenemos que imbuirnos en su comentario. Nosotros en el siglo 21 nos matamos por crear cosas nuevas, una nueva palabra, una nueva fórmula, una nueva moda… y esto es lo que define a una persona “creativa” en el mundo occidental.

Cuando nos acercamos a Yeshua por ejemplo, y no encontramos en él “nuevas ideas” o “nuevos conceptos”, sino repetición y comentarios de otros sabios, pensamos que el Maestro es menos que el resto porque no tiene “originalidad”, sino que está simplemente “repitiendo…”.

Los que así piensan están a mil años luz del concepto auténtico del estudio de la Toráh.

El intelectualismo del hombre moderno nos ha cegado el entendimiento para percibir que una vez dada la Toráh, el resto es comentario. No ser original, es difícil de aceptar por el hombre moderno, pero precisamente eso es lo que ha dado cohesión al Judaísmo en toda su existencia.

No inventamos una nueva Toráh, una vez dada, el estudio de la Toráh y el estudio de los comentarios de la Toráh de los gigantes espirituales de nuestro pueblo, constituye el auténtico estudio de la Toráh.

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