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Foto del escritorRab Dan ben Avraham

Parashá 18 Mishpatim

Toráh: Shemot 21:1­24:18 Haftaráh: Jeremías 33: 25,26; 34: 8 ­22

Hazofen HaMaljutí: Hillel 12:1­14:35

Resumen de la Parashah:


Del nombre y su raíz:


El nombre de la parashah viene por la segunda palabra que aparece en el primer pasuk del texto hebreo: Veéleh HaMishpatim. Su mejor traducción sería “Y estas son las ordenanzas”. El hecho que tenga una “vav” que actúa como conjunción (sería como la “y” en castellano) previa al indicativo, muestra que estas ordenanzas (Mishpatim) son el resultado de todo lo que le precede, es decir, la Revelación en Sinaí y consecuentemente no podemos separarla de su raíz primaria porque de ella derivan. Si allá hubo relámpagos y truenos y shofar, acá sin duda se experimentó lo mismo. La conjunción nos permite asumir que fue una continuación del evento primario.


Su contexto:

Inmediatamente después de los extraordinarios sucesos que tuvieron lugar al pie del Monte Sinaí que concluyeron con la entrega de los Diez Mandamientos vistos como el fundamento de toda la Torah ( su raíz), el Eterno revela una serie de “mishpatim” (juicios‐ordenanzas‐leyes) para bien de la justicia social de tal manera que la sociedad hebrea pueda ser un modelo al mundo en equidad, seguridad y prosperidad para todos. Estos “mishpatim” pueden ser categorizados como la ley civil para Israel, aun cuando tiene casos que pueden ser ubicados dentro de los parámetros de ley criminal.


Es importante recordar que hay una gran diferencia entre un caso civil y un caso criminal. Lo segundo, sin duda es mucho más grave porque implica la pena de muerte en algunos tipos de violaciones.


Entre los juicios o principios de justicia revelados se encuentran al menos los siguientes:


  • Ordenanzas sobre la servidumbre Ordenanzas sobre el secuestro y el asesinato

  • Ordenanzas sobre daños personales y a la propiedad. Ordenanzas sobre casos de hurto.

  • Ordenanzas sobre casos de custodia. Ordenanzas sobre préstamos, usura e intereses.

  • Ordenanzas sobre responsabilidades civiles en casos de familia, hechicería, residentes legales, y respeto a las autoridades.

  • Ordenanzas sobre falsos testimonios en una corte de justicia. Ordenanzas relativas al descanso semanal y al año sabático.

  • Ordenanzas relativas a ciertas formas de idolatría.

  • Ordenanzas relativas a las tres fiestas peregrinas, Ordenanzas relativas a los límites territoriales del Estado.

En total, esta sección contiene 53 mandamientos, 30 de ellos negativos (Esto no harás) y 23 positivos (esto harás). Algunos poskim consideran que estas leyes civiles ya fueron conocidas oralmente por el pueblo, cuando el incidente de Mará, asunto que consideramos previamente en la parashah previa.


Se le advierte al pueblo contra la imitación de formas de adoración paganas para servir con ellas al Eterno.


Moshé levanta entonces un altar al pie del Monte Sinaí, se hacen sacrificios de paz y tomando parte de la sangre de los sacrificios, roció sobre ellas el altar mismo. Luego tomó Sefer Habrit (Libro del Pacto) y la respuesta del pueblo confirma la que había sido dado originalmente al pie del Monte Sinaí: “Haremos y obedeceremos los mandamientos de Eloha”.


Acto seguido, Moshé tomó la otra mitad de la sangre y la esparció sobre toda la Asamblea de Israel, la cual, simbólicamente quedó cubierta y sellada con la sangre del pacto.


Una vez confirmada la decisión de la Asamblea, Moshé1 sube hasta una de las terrazas naturales que había en el camino hacia a la cumbre del Monte Sinaí, acompañado de Aharón y setenta de los ancianos recién nombrados de Israel. Allá disfrutan de una experiencia espiritual única en su clase cuando tuvieron acceso a la gloria del Eloha de Israel, sin morir, y comieron y bebieron delante del Eterno.


1 Aunque no se nombra, el joven Josué, servidor de Moshé, nunca se apartaba de su lado, así que estuvo allí también presente.

Luego el Eterno llama a Moshé a que continúe hasta la cumbre del Sinaí donde el Eterno le entregaría las dos tablas de piedra donde se habían grabado los Diez Mandamientos. Josué, su secretario y servidor personal, como siempre, le acompaña en la ascensión mientras que los setenta ancianos y el resto son enviados para atender el campamento en la ausencia de su líder principal.


Cuando Moshé subió al monte, una nube de gloria lo cubrió por seis días. Al séptimo, el pueblo oyó cuando Eloha llamó a Moshé de en medio de la nube donde permaneció cuarenta días y cuarenta noches recibiendo todas las instrucciones necesarias para entender cada mandamiento con sus derivaciones y ramificaciones. Desde ahora, Moshé conocerá el propósito y significado de cada mitzvot muchos de los cuales pasará oralmente a su tribunal de justicia para que pudieran entender el sentido de cada ordenanza.


Esto constituye un resumen general del contenido de nuestra parashat semanal.


COMENTARIOS:

  1. Naturaleza de las ordenanzas.‐

Es evidente que estas ordenanzas (mishpatim) tienen la intención de mantener la paz social y la amistad entre toda la familia hebrea. Es imposible dedicarse de lleno al estudio de la Toráh rodeados de discordias, malos entendidos, y odios sin causa.


Solamente donde hay unidad y paz desciende la bendición.


En una casa donde reinan las discrepancias y las divisiones internas, no se puede en verdad estudiar apropiadamente la Toráh ni mucho menos

asimilar su revelación. “Mirad cuán bueno y hermoso es habitar los hermanos juntos en armonía… porque allí envía el Eterno bendición y vida”. “Cuando llegó Shavuot, estaban todos unánimes juntos”. Es importante subrayar este aspecto que fue mencionado de paso en estudios previos. Al pide del monte Sinaí, no se dice: “Los hijos de Israel acamparon”, en plural, sino “Acampó Israel” en singular, dando a entender que habían llegado a una unidad del espíritu impresionante, donde cada cual pensaba en el bien de los demás no en el suyo propio.


Sin este ingrediente de paz interior es muy difícil estudiar Torá, aprender Toráh y vivir Toráh.


De ahí que todos estos mandamientos que siguen (Mishpatim) tienen como meta crear una sociedad pacífica donde todos puedan estudiar y vivir la Toráh. Y por ello son los primeros en entregarse. La paz de una comunidad no tiene precio. Aun en el exilio, se nos pide que colaboremos por la paz de la ciudad donde vivamos, porque “en su paz tendréis vosotros paz”.


Rav Shaul pedirá luego que se levanten súplicas y rogativos por los que gobiernan para que podamos vivir en paz y suplica a los creyentes de origen no judío a ser solícitos en guardar la “unidad del espíritu”.


Por tanto, el que causa “divisiones” luego de una y otra amonestación, debe ser cortado de la comunidad porque destruye su fundamento principal: la paz, sin la cual no podemos dedicarnos propiamente al estudio y obediencia de la Torá.


Una de las tácticas del opositor será entonces intentar destruir la paz. Que los líderes se dediquen a estar “apagando fuegos” para que no haya tiempo para estudiar y vivir Toráh. Es incumbente entonces que cada uno mire por este principio y haga todo lo necesario para que la paz reine a fin de que el estudio de la Toráh pueda tener éxito.

  1. La Pena de Muerte


El sistema legal dado por el Eterno a nuestro pueblo Israel incluyó la pena máxima por cierto tipo de infracciones de la ley divina. La Mishná nos hablará luego de 36 violaciones que fueron consideradas mortales, penadas por “karet”, esto es, “corte, escisión” de la comunidad mediante la imposición de la pena capital.

Esta pena de muerte solamente podía ser aplicada por medio de un decreto aprobado por la mayoría del Tribunal Supremo de Justicia. Ningún tribunal menor o ningún juez por su cuenta podía hacerlo. Solamente el Sanedrín tenía tal potestad y para ello debía seguir una vista extraordinariamente estricta a fin de evitar condenar a un inocente.

La pena de muerte podía ser impuesta de cuatro formas diferentes:


Primero: Estrangulación (Jének)


En este caso, se colocaba al reo en una cloaca hasta las rodillas. Luego se tomaba una tela, en forma de trenza y se le rodeaba el cuello. Luego los dos testigos que testificaron contra la persona, alaban y tensaban la trenza, cada uno por su lado, hasta que el reo moría estrangulado. Se aplicaba este tipo de ajusticiamiento en los siguientes casos:

  • Relación sexual ilegítima con una mujer casada.

  • Golpear y herir al padre o a la madre.

  • Secuestrar a una persona.

  • Profetizar falsamente.

  • Rendir culto a una deidad pagana.

  • Un juez o sabio que se levantaba en rebeldía contra el Sanedrín e incitaba a su destrucción. (zaken manré)

Segundo: Decapitación (héreg)


En este caso, se colocaba la cabeza del reo sobre un pilar de madera, mirando hacia abajo (o hacia arriba) y el soldado asignado con una espada especialmente preparada para estos casos, le asignaba un golpe mortal, separando la cabeza del cuerpo totalmente.

Esta forma de ejecución se hacía cuando alguien violaba cometía las siguientes transgresiones:

  1. Derramamiento de sangre inocente (asesinato).

  2. Ser parte de o un líder de un grupo que ocultamente veneraba ídolos.

Tercero: Quema (serefá)


Esta forma de ejecución demandaba que el reo fuese colocado en una cloaca hasta las rodillas. Se obligaba al reo abrir la boca y luego se le introducía plomo o bronce derretido en estado de ebullición por la boca destruyendo todas sus arterias interiores. Se aplicaba este tipo de ejecución en los siguientes casos:

  • Un padre que tuviera relaciones sexuales con su propia hija.

  • Un padre que tuviera relaciones sexuales con su nieta.

  • Un esposo que tuviera relaciones sexuales con la hija de su mujer.

  • Un padre que tuviera relaciones sexuales con la hija del hijo de su esposa.

  • Un hombre que tuviera relaciones sexuales con la madre de su suegra.

  • Un hombre que tuviera relaciones sexuales con la madre de su suegro.


Cuarto: Lapidación (sekilá)

Se ataba al reo. Se le llevaba a un montículo elevado, que podía ser natural (un precipicio) o hecho por los carpinteros. Una vez en lo alto, los dos testigos por cuyo testimonio la persona fue condenada, lo empujaban con fuerza, arrojándolo hacia la tierra donde el reo caía de cabeza y se golpeaba contra las piedras. Si moría de inmediato, se consideraba ejecutado. Si no moría, los dos testigos tenían la responsabilidad de matarlo lanzando sobre su cabeza sendas piedras, lo más pesada posible, para acabar con su vida. De sobrevivir, todos los presentes estaban obligados a tomar piedras, tan grande como pudieran y lanzarlas contra el reo hasta que muriera.

Los siguientes delitos podían llevar a esta ejecución:


  • Relación sexual de un hombre con su propia madre.

  • Relación sexual entre un hombre y la esposa de su padre.

  • Relación sexual entre un hombre y su nuera.

  • Adulterio con o de una joven desposada (comprometida)

  • Homosexualidad.

  • Bestialismo.

  • Idolatría.

  • Molokismo

  • Blasfemia del Nombre.

  • Brujería

  • Pitonismo

  • Seducción a la idolatría.

  • Hechicería.

  • Maldecir a los padres.

  • Rebelarse contra los padres.

  • Violación pública del Shabat.


Casi siempre luego de la lapidación, se colgaba el cuerpo del reo en un madero, si era varón. Las mujeres no se colgaban. Se prohíbe dejar el

cuerpo colgado durante la noche, al caer el sol, se le bajaba y se sepultaba en un lugar diferente al resto de los difuntos.


Mirando retrospectivamente, estas medidas legales parecieran extremadamente fuertes, pero ahí están y debemos entender las circunstancias en las cuales un tribunal podía imponer tales medidas extremas.

Hay que decir que en sentido general, en contadas ocasiones la pena capital era impuesta. Exceptuando la corrupción o manipulación política, que las hubo, en sentido general ningún Tribunal imponía la pena capital. Y cuando se hacía, la intención era que con su muerte, el reo pudiera expiar sus pecados y tener una parte en el mundo por venir. Esto era así porque al enfrentarse a la realidad de la muerte, la persona tenía la oportunidad de hacer teshuvá.


De hecho, por cualquier forma de ejecución capital que hubiera sido escogida, antes de imponerla, se daba oportunidad al reo de confesar sus pecados. Una vez que lo hacía, se le daba una bebida embriagante para que no sintiera dolor o al menos el mínimo.


En todo caso, para hacer reflexionar al Tribunal, los jueces que habían condenado a muerte a una persona, tenían prohibido comer nada en el día de la ejecución y hasta la última hora, si aparecía algún testigo a favor del reo, se podía anular inmediatamente la sentencia.


En el caso de lapidación, el Tribunal que condenaba se colocaba a distancia como de 100 metros del lugar de ejecución. Entonces se enviaba un oficial que estuviera muy próximo al punto de ejecución. A este oficial se le entregaba la ropa del reo y él observaba todos los detalles del acto. En el evento que surgiera las más mínima sospecha de inocencia, este oficial levantaba una de las prendas del reo como señal al

Tribunal y este ordenaba la cancelación de la ejecución hasta nuevo aviso o permanentemente.

Tales medidas explican el lugar y función de Shaul de Tarso en lo relacionado a la muerte de Esteban, como está documentado en nuestros libros.


Azotes (Malkot)


En ciento sesenta y ocho casos de violaciones de la Toráh, la ley demanda que el trasgresor sea castigado con azotes. Se aplicaban 39 azotes. La razón por la cual se alcanzó el número 39 venía dada por el hecho de que según era creído, un embrión humano requiere 40 días de gestación para tener forma humana. Por tanto, el número 40 era visto como la esencialidad misma de la humanidad. Al aplicarle 39 y no 40 azotes, se enviaba un mensaje: tu trasgresión te ha rebajado al nivel de humano, por tanto, te castigamos como un sub‐humano para que no seas castigado como humano en el mundo por venir. Entre las causas por las cuales un tribunal podía imponer azotes, se encuentran las siguientes:

  • Un cohen incircunciso que sirva en el Templo.

  • Un cohen que entra a servir sin tocarle el turno.

  • Un cohen con defecto que entra a servir en el Templo.

  • Un cohen que haga el trabajo de un levita.

  • Un cohen que dejándose crecer el cabello, entra en el Templo a servir.

  • Un cohen que santifique un animal impuro.

  • Un cohen que impurifique un animal previamente consagrado.

  • Un cohen que queme miel o levadura en el altar.

  • Un cohen que ofrezca un animal recibido como paga por una prostituta.

  • Un cohen que ofrezca un animal que fue comprado por la venta de un perro.

  • Un cohen que coloque aceite de oliva en una ofrenda expiatoria.

  • Un cohen que sustituya un sacrificio por otro.

  • Un cohen que coma de un sacrificio que se volvió impuro.

  • Un cohen que coma sacrificios considerados sagrados en alto sumo, fuera del recinto del Templo asignado para ello.

  • Un cohen que se atreva a comer las primicias antes de ser consagradas al Templo.

  • Un cohen que tiene relaciones intimas con una viuda.

  • Tomar beneficio personal de algo que ha sido consagrado a Eloha.

  • Comer alimentos prohibidos.

  • Comer frutos de un árbol violando el principio de orlá (tres años de espera)

  • Plantar semillas diferentes en un mismo hoyo.

  • Injertar árboles de una especia en otra.

  • Cruzar diferentes especies de animales.

  • Unir en yugo desigual un toro y un asno.

  • Perjurio.

  • Golpear al prójimo sin causa justificada.

  • Esposo que difame del honor de su mujer.

  • Jurar falsamente.

  • Violar una promesa o un pacto.

  • Trabajar en un día sagrado (Yom Tov)

  • Vestir una mezcla de lana con lino.

  • Travestismo (Vestirse como mujer siendo hombre o viceversa)

  • Casarse con un pagano. (Matrimonio mixto, en yugo desigual)

  • Un rey que se casa con muchas mujeres.

  • Un rey que acumula demasiado riquezas,

  • Castrar a un hombre o animales.

  • Violar a una virgen, con la cual deberá casarse luego.

  • Otras.


Como vemos, la lista es enorme. Todo esto requiere no obstante que el caso sea traído ante un tribunal y en presencia de testigos oculares, se demuestre la culpabilidad de la persona.


KARET (extirpación, excomunicación)


Aunque algunas restricciones aplican, ciertas violaciones que son condenadas por “karet” tienen repercusiones espirituales, es decir, que el alma, no el cuerpo o la vida física de la persona, sino su alma, es truncada o cortada del mundo por venir. En este caso, la persona no podrá tener parte en el Reino de los Cielos. Queda para siempre excluida y condenada a la muerte segunda, es decir, la destrucción total de su alma.


Según la Mishná existen 36 pecados que son condenados por karet. Según otros poskim, el número se eleva a 44 violaciones. Hay que decir que la mayoría de estos pecados condenados por karet, son de carácter sexual, tanto a nivel de incesto como homosexualismo, bestialismo, adulterio, fornicación, prostitución, etc. En estos casos, la pena de karet era impuesta por los tribunales.


Algunos tipos de pecados condenados por karet eran exclusivamente tratados por el Tribunal Celestial y ello implicaba ciertas “muertes prematuras”, o “muerte de los hijos”, sin son menores de edad, pero en sentido general, solamente el trasgresor moría. No hay ofrenda de expiación disponible para los pecados condenados por karet. No solamente esto, pero aun en el caso de que la persona se arrepienta, un tribunal no tiene autoridad para perdonar a un reo, cuando su caso ha sido demostrado por testigos.

Otros castigos


Los tribunales de justicia tenían autoridad para establecer todo un sistema de castigo para hacer valer la justicia a fin de que prevalezca el orden y la paz social. En sentido general, antes de imponer una condena, dos condiciones tienen que darse:


Primero: La persona tiene que estar conciente de que existe una violación.


Segundo: Se debe dar a la persona una oportunidad de retractarse inmediatamente de la infracción cometida. Pero si la violación es evidentemente un acto de rebeldía completa, el tribunal podía intervenir sin estas dos atenuantes, como por ejemplo, alguien que en plena luz del día y en un lugar público tuviera relaciones con un animal.


De todo esto aprendemos que estas ordenanzas no son dadas a la gente común, sino a los jueces para que sobre su fundamento se establezca el código penal necesario para que prevalezca la paz y el orden social. Son los tribunales, no los miembros de la comunidad, los únicos que pueden tomar la justicia en sus manos, estando facultados para reprender, juzgar y castigar a los transgresores.


Tribunales Gentiles


Está prohibido llevar casos de litigios o pleitos ante tribunales seculares. Cuando se levantan problemas entre miembros de la comunidad, tales casos deben ser presentados ante un Tribunal que tenga temor del Cielo y que sea guardador de la Toráh.


Si una persona lleva a un compatriota judío ante tribunales gentiles, se considera que ha causado Jilul HaShem, profanación del Nombre de Eloha, considerándose un serio pecado penado por “karet”. Pensar que las leyes seculares son mejores que las de la Toráh, se causa una grave violación.


Cuando un creyente lleva su caso a un tribunal gentil, viola también el mandamiento de robo. Es robo porque cualquier cosa que reciba a favor por decreto del tribunal secular, se considera una expropiación del derecho del acusado, toda vez que se pensó que había mas justicia en el tribunal secular que en el de la Toráh. Se considera jilul HaShem porque causa que los gentiles se burlen del Nombre del Eterno y vean sus leyes de justicia superiores a las del Reino.


El mismo principio aplica a los Benei Noaj, como fue ordenado por el juez Shaul de Tarso3.

  1. Amor al prójimo. “Si el buey hubiere corneado en ocasiones anteriores…

Este es uno de los principios más elementales tratados en esta parashah. En sentido pashat, uno no debe tener un animal que cause daño al prójimo, sea mayor (buey, caballo) o menor (perro‐gato). Si estos animales no están lo suficientemente amaestrados o protegidos de hacerle daño al prójimo, no podemos tenerlos.


En sentido remez, significa que debemos hacer todo lo posible por causar daño innecesario a nuestro prójimo. Ya sea en su cuerpo, en su alma, en sus pertenencias o en cualquier cosa que sea del prójimo. La negligencia es penada por la ley judía y en el evento que un daño ocurra, la víctima debe ser recompensada justamente.


Por otro lado, la ley establece que toda persona debe mantenerse alejada de cualquier situación que represente una posibilidad de daño para su persona o sus pertenencias. En sentido pashat, la ley demanda que cuando vamos por un campo y vemos un buey, por ejemplo, sepamos que es bravo o no, debemos mantenernos a suficiente distancia para evitar un accidente. Si no guardamos la distancia mínima, (35 metros, 100 pies aproximadamente), y luego sucede algo, no podemos demandar al dueño.

En sentido drash significa que antes de hacer una inversión con el prójimo, por ejemplo, debemos estudiar bien el proyecto, asegurarnos que es viable y solamente entonces y con todas las medidas del caso adoptadas, entrar en dicha inversión.


Si algo sale mal luego, no podemos demandar al prójimo porque nosotros mismos fuimos descuidados y negligentes a la hora de invertir. Pero si lo contrario es el caso y es evidente que el daño vino por negligencia o descuido del otro, entonces una demanda por daños y perjuicios pudiera ser establecida.

Si causamos daño a otros, estamos obligados a resarcir los daños tanto como sea posible, según lo dictamine el tribunal.


Todo esto tiene como propósito insuflar en nuestras almas el principio del “amor al prójimo”, pues como ha sido dicho por nuestros jueces, el que ama al prójimo no le causará daño conciente alguno y consecuentemente, se le considera como que guardó toda la Toráh.


Por tanto, nos es impuesta la obligación de cuidar por los demás, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para no causarle daño, físico o emocional o ambos.

Cuando estudiamos estos mandamientos se incrementará en nosotros la sensibilidad espiritual necesaria para colocar más atención a nuestro prójimo y procurar el bien y la paz de todos.


Mi maestro contaba de un rabino que luego de estudiar a fondo estas leyes, cerraba incluso la ventana de la sala de su casa, para evitar que una ráfaga de viento inesperado, pudiera golpear de pronto el rostro de su visitante y causarle un susto o un daño en su rostro o en su cabello.


Aunque no todos tengan este nivel de conciencia, el principio es evidente: no nos está permitido causar daño a otros concientemente.

  1. Retornar lo perdido a su dueño (23:4)

Aunque sea el buey de tu enemigo, si lo encuentras perdido, debes retornarlo a su dueño. Esto aplica no solamente a los animales, sino a cualquier valor del prójimo.


A nivel remez, esto significa hacer todo nuestro esfuerzo por traer a todos los hombres de vuelta a HaShem, el dueño de todas las almas, porque ¿cuánto vale más un alma que un buey?


Si no tenemos compasión por las almas perdidas, debemos postrarnos delante del Eterno hasta que nos restaure dicho sentido del deber a un punto donde no podamos vivir excepto buscando las ovejas perdidas de la Casa de Israel y procurando que todos los hombres, tanto como posible, se vuelvan de sus malos caminos y se refugien bajo las alas del Eterno.


Tener compasión de las personas que están lejos de la Toráh, según ella aplique a cada uno, es uno de los valores más importantes que deben adornar nuestras vidas y ello es, en parte, el resultado del estudio de estas ordenanzas.

Mucha gente vive fuera de la Toráh, no porque en realidad lo quieran, sino porque no saben. Están ciegos y muertos espiritualmente. Es una gran mitzvá enseñar a todos los hombres el camino de vuelta a HaShem y a Su sagrada Torá y cada uno de nosotros como discípulos del Maestro, debemos entregar a ello lo mejor de nuestra vida, esfuerzo, talentos y recursos.


Si esto hacemos, evitaremos tener que decir: “perdóname” cuando ya es demasiado tarde y el daño ha sido hecho. Y aunque tal acción es noble, más noble es que no tengamos que pronunciarla.

  1. “No seguirás a los muchos para hacer mal” (23:22)

El sentido pashat de este pasuk es que lo correcto no es lo que hace la mayoría, sino lo que está escrito en la Toráh. Por tanto, si la mayoría hace lo incorrecto, aunque sea usted solo, debe hacer lo correcto.


¿Qué es lo correcto? Lo que está en armonía con la Toráh. Si contradice la Toráh, tal conducta es incorrecta.


Cuando el autor estudiaba psicología, aprendió en clase un principio que no ha olvidado: “una persona en multitud, actúa diferente a cuando está sola”. Así es el corazón del hombre. Cuando estamos actuando en multitud, escondemos nuestra personalidad en el anonimato que resulta de actuar en grupo. Y esto crea la ilusión de que no somos responsables personalmente de los actos que se cometen.


Por tanto, la tendencia de la persona es imitar la conducta de la mayoría pensando que así está protegido. La Torá nos advierte a evitar esta tendencia de la debilidad humana. No podemos decir: “Todo el mundo lo hace”, la parashah nos instruye hoy diciendo: Somos responsables de nuestras acciones. Yo soy responsable de mis acciones, no otros. Aunque muchos sigan un camino contrario a la Toráh, no podemos escudarnos

en la mayoría para hacer algo que sabemos es una prohibición de la Toráh.


Es cierto, no es fácil enfrentarse a la mayoría. La presión estudiantil, la presión de los negocios, la presión de la competencia, todo ello actúa como una fuerza que tiene el potencial de llevarnos a violar la Toráh.


Requiere mucha dependencia del Eterno, mucho valor moral y mucho coraje espiritual para actuar según se nos demanda en la Toráh, no según las costumbres del lugar donde estamos o de la mayoría.


Debemos recordar que la cosa más hermosa para nosotros es amar al Eterno y guardar Sus mandamientos lo mejor posible, en lo mejor de nuestras fuerzas, en lo mejor de nuestro conocimiento.


El Tribunal Celestial no nos juzgará según los niveles de conducta de la mayoría, sino de acuerdo con los valores éticos y espirituales que nos han sido revelados en la Toráh. Por tanto, nuestra atención no debe ser colocada en la conducta de los hombres, sino en las demandas de la Toráh. Debemos seguir la conducta de los hombres solamente cuando están en línea con los preceptos y ordenanzas que nos han sido dados por el Altísimo.


Conclusión5


A la hora de estudiar todas estas leyes civiles y criminales, debemos recordar que tienen como fin la rectificación, el arrepentimiento y la redención de la persona para bien de todos. Aunque las penas y castigos solamente pueden ser aplicados legítimamente cuando el Sanedrín esté en su lugar, el Templo levantado e Israel teniendo dominio.


La parashat contiene un caso de keriv-ketiv que no hemos estudiado, Se trata del pasuk 22:4 que es explicado completamente en el tratado talmúdico Bava Kamma tal vez el más difícil de todos los tratados y que solamente debe ser estudiado con un erudito, so pena de llegar a conclusiones equivocadas. La idea general es que incluso alguien que puede evitar que un buey haga daño a otra, aunque él no sea dueño en sí de animal, debe tomar todas las acciones requeridas para proteger al prójimo.

territorio, el día vendrá cuando nuestro Santo Maestro se sentarás en Su trono de gobierno, y juntamente con el tribunal que le haya sido asignado, regirá a las doce tribus de Israel y a todas las naciones fundamentado en el principio de justicia social que subsisten en todas estas ordenanzas.


Consecuentemente al estudiarlas, especialmente a nivel remez y drash, podemos tener un anticipo de cómo será el Reino Mesiánico bajo el mando de su Jefe Supremo, el Mélej HaMashiaj.


Pueda el Eterno ayudarnos a todos a navegar en estos preceptos con sabiduría y revelación del Cielo para enseñarlos a los hombres de forma apropiada y disfrutar así de las primicias del Reino que nos ha sido prometido.



Notas del Midrash


Itró se Convierte


A pesar de que todas las naciones habían oído el atronador estruendo de la partición del Iam Suf y habían inquirido acerca de su significado, y no obstante que todas ellas conocían de la victoria de K‐lal Israel sobre Amalek, ellas dejaron de atender al mensaje.


Hubo sólo un hombre que verdaderamente escuchó y aprendió el significado de los trascendentales eventos. Comprendiendo que HaShem es omnipotente, dedujo que era su deber moral servirle a El. Este hombre fue el suegro de Moshé, Itró.


Itró vivía en Midián, un país que era aliado de Amalek y enemigo del pueblo Judío. El originariamente se preparó para unirse a Amalek en su lucha contra Israel. Sin embargo, cuando escuchó de la milagrosa victoria de Israel y del mandamiento de HaShem que Amalek fuera exterminado por haberlos atacado, inmediatamente hizo teshuvá (volvió al camino de HaShem).


Sin demora Itró tomó a la esposa de Moshé, Tziporá y sus dos hijos (quienes no habían tomado parte en ietziat Mitzraim (éxodo de Egipto), porque Moshé los había devuelto a la casa de Itró), y viajó al interior del desierto al Campamento de los Benei Israel.


Su intención era convertirse en guer y unirse a los Benei Israel en el desierto, aún si esto significaba sacrificar su honor y comodidad en cuestiones mundanas. Al tiempo que Itró se aproximó al Campamento de los Benei Israel escribió una carta a Moshé, en la cual enunciaba, "Vuestro suegro Itró ha arribado. Por favor, salid a recibirme. Sin embargo, si vos no queréis salir por consideración a mí, entonces venid por consideración a vuestra esposa Tziporá; y si no por ella, entonces por consideración a sus dos hijos."


Itró adjuntó la carta a una flecha y la disparó al interior de las Nubes de Gloria. A pesar de que las Nubes usualmente rechazaban cualquier correo, admitieron esta carta en honor de Moshé. HaShem ordenó a Moshé, "¡Sal al encuentro de tu suegro! Yo soy el que decide cuándo es apropiado aceptar a un converso, y Yo te digo que Itró vino aquí solamente leshem shamaim (en nombre de Di‐s). ¡Por consiguiente, ofrécele amistad y no lo rechaces!"


El tono de la sentencia de HaShem revela que Moshé vacilaba en salir y recibir a su suegro. Tenía que ser convencido por HaShem, porque Itró había sido un sacerdote de ídolos la totalidad de su vida.


Moshé no tenía manera de saber si Itró era sincero acerca de convertirse en un Judío y si él respetaría su decisión. Sólo HaShem, Quien sondea los pensamientos de la persona, podía asegurar a Moshé que Itró permanecería leal al Judaísmo. El por lo tanto ordenó a Moshé honrar a Itró.


Moshé, Aharón, y los Setenta Ancianos abandonaron las Nubes de Gloria para salir y dar la bienvenida a Itró. ¿Quién podía presenciar esta distinguida procesión y no ser compelido a seguirla?

La nación entera se unió a Moshé, Aharón y los Ancianos. Itró, el primer Guer Tzedek, fue conferido de este modo con una bienvenida real.


Incluso la Shejiná se presentó en su recepción. Moshé se inclinó ante su suegro y lo besó.


De la manera respetuosa en que Moshé trató a su suegro, nosotros aprendemos que es apropiado para una persona honrar a sus suegros.


Moshé condujo a Itró directamente al Beit Hamidrash, donde entusiastamente le describió los detalles de ietziat Mitzraim (éxodo de Egipto), Keriat Iam Suf (Mar Rojo), y la milagrosa guerra contra Amalek.


De tal modo esperaba atraer a su suegro a la senda de la Torá. Moshé narró a Itró, "HaShem nos dio el Pan Celestial, man, el cual puede saber similar al pan, carne o pescado ‐ incluye todos los sabores deliciosos en el mundo.


Nosotros poseemos el Manantial de Miriam, cuyo líquido sabe tal como vino añejo o nuevo, como leche o miel ‐ se torna cualquier bebida gustosa que existe. Nosotros estamos en nuestro camino a Eretz Israel, y

¡hemos sido prometidos por HaShem las más grandiosas recompensas ‐ la Tierra, olam habá (mundo por venir), la monarquía Davídica, tejiat hametim (la futura resurrección de los muertos) y un nuevo mundo de allí en adelante, kehuná (sacerdocio) y Mashiaj (Mesías) ".


Cuando Itró escuchó la detallada narrativa de los grandiosos milagros que HaShem había realizado para Israel, inmediatamente implementó su decisión de convertirse al judaísmo.


No obstante, en su corazón, Itró sintió pena de los egipcios quienes se habían ahogado en el Iam Suf. "¡Baruj HaShem, alabado sea Di‐s," Itró proclamó, "Quien os rescató a vosotros de Egipto, una nación terrible, y de las manos del Faraón, un rey cruel, y Quien os liberó de la esclavitud Egipcia! Es verdaderamente milagroso que una nación de 600.000 hombres pudiera cruzar las fronteras Egipcias, las cuales están tan estrechamente selladas que ni un solo esclavo ha podido nunca escapar. "Yo estudié toda religión en el mundo y las rechacé a ellas todas por ser falsas, y alcancé el entendimiento de que HaShem es el verdadero Di‐s.

Ahora comprendo con aún más gran claridad que HaShem trasciende todos los otros poderes, puesto que en la Plaga de la Muerte del Primogénito El destruyó todas las deidades Egipcias. Además, Su grandiosidad es evidente del hecho de que El hirvió a los Egipcios en la precisa olla que usaron para hervir a otros. Puesto que ellos intentaron destruir bebés judíos ahogándolos, El ahogó a los Egipcios a su vez."


Itró estaba de lo más impresionado por el modo de castigar de HaShem midá ‐ kenegued – midá (medida por medida) el cual imposibilita la posibilidad de azar y prueba que las vidas de los hombres son efectivamente moldeadas por la Divina Providencia.


Cuando Itró, el ex‐ sacerdote quien había investigado todo culto en el mundo, exclamó, "Ahora yo sé que HaShem es más grande que todos los otros poderes," él realizó el más grandioso kidush HaShem posible.


Las naciones del mundo escucharon acerca de ello y abandonaron sus ídolos, con lo cual reconocieron la gravedad de servir a una imagen.


El mismo Itró quien por muchos años había sacrificado a los dioses de las naciones ahora ofrendó korbanot a HaShem. Luego se sentó a cenar con Aharón y los Ancianos. Moshé, sin embargo, no se unió a ellos, sino permaneció parado para servir la comida.


Un milagro especial ocurrió en honor de Itró‐ una porción de man cayó para él durante su comida. Esto claramente demostró que Itró se había tornado parte del pueblo Judío.


Matán Torá / La Entrega de la Torá


Por veintiséis generaciones, desde la creación de Adám, HaShem había esperado transmitir a la humanidad la preciosa Torá la cual había precedido la creación del universo. Finalmente, El encontró un pueblo dispuesto a aceptarla. El grandioso momento de su Revelación fue aguardado ansiosamente por el universo íntegro puesto que con ello se llevaría a cabo el objetivo espiritual de la Creación.


Era Shabat de mañana, el seis del tercer mes ( Siván), del año 2448 desde la creación de Adám.

Har Sinai estaba estremecido de excitación ante el trascendental evento a punto de tener lugar sobre él. Todas las montañas estaban en un estado de agitación junto con él hasta que HaShem les hizo recobrar la calma.


Los Benei Israel (hijos de Israel) estaban aún durmiendo porque la noche de verano había sido corta. Ellos fueron despertados por truenos y relámpagos sobre Har Sinai y por Moshé llamándolos, "¡El jatán (novio) está esperando que la Kalá (novia) arribe a la jupá!"


Moshé llevó al pueblo al Har Sinai como quien conduce a la kalá a la boda. El pueblo Judío que estaba reunido al pie de Har Sinai, hombres y mujeres separadamente, fueron unidos por todas las millones de almas no nacidas aún de sus descendientes y por las almas de todos los guerim quienes aceptarían la Torá en generaciones futuras.


Cuando HaShem descendió sobre Har Sinai en un estallido de fuego, rodeado por una multitud de 22,000 ángeles, la tierra se estremeció, y hubo tronar y relampagueo.


Los Benei Israel oyeron el sonido de un shofar tornándose continuamente más fuerte, creciendo en intensidad hasta que alcanzó el más grande volumen que las personas podían soportar con posibilidad.


El fuego de Har Sinai se elevó hasta los mismos cielos, y la montaña humeó como una caldera. El pueblo tembló de miedo.


Nos dice una leyenda que HaShem tomó Har Sinai y lo suspendió sobre el pueblo, indicando a ellos, "¡Si vosotros aceptáis la Torá, bien, pero si no, seréis sepultados bajo esta montaña!"


HaShem de este modo forzó al pueblo a aceptar la Torá, porque ya la habían e habían aceptado previamente y ahora era necesario confirmarlo.


Una espesa Nube envolvió la montaña. HaShem inclinó los cielos hasta que ellos alcanzaron Har Sinai (monte de Sinaí) y Su kisé hakabod (trono celestial) descendió sobre la montaña.


Es sorprendente el que la Torá no fuera entregada en medio de brillantes y deslumbrantes luces pero sí en el medio de una montaña oscurecida por oscuras nubes. La razón para ello puede ser entendida con la siguiente parábola:


Preparándose para la boda de su hijo, el rey decoró el palio nupcial con cortinas negras. "¡Esto no es lo que es usualmente hecho para la boda de un hijo!" los miembros de la casa real se quejaron. "¡La costumbre es colgar cortinas blancas!" "Existe una razón para mi acción," explicó el rey. "Los astrólogos predijeron que este matrimonio se disolverá en cuarenta días.¡No quiero que el pueblo piense que yo no era consciente de esto por anticipado!"


Similarmente, HaShem no se reveló a Sí Mismo a Israel en medio de brillantes luces. Más bien, El se presentó en oscuridad y fuego desde que El previó que cuarenta días después de la entrega de la Toráh (matán Torá), ellos harían el Becerro de Oro.


En ocasión de matán Torá, los Benei Israel no sólo escucharon la Voz de HaShem sino realmente vieron las ondas sonoras como ellas emergieron de la boca de HaShem.


Las visualizaron como una ardiente sustancia. Cada Mandamiento que partió de la boca de HaShem viajó alrededor del Campamento íntegro y luego regresó a todo Judío individualmente, preguntándole, "¿Aceptas sobre ti mismo este Mandamiento con todas las halajot pertinentes a él?"


Cada presente respondió, "Sí," después de cada Mandamiento.


Finalmente, la ardiente sustancia que ellos vieron, se grabó ella misma sobre las lujot (tablas). A pesar de que los Benei Israel habían solicitado ver la Gloria de HaShem y escuchar Su Voz, sus almas partieron de sus cuerpos cuando realmente experimentaron la Revelación.


La Voz de HaShem resplandeció con tal fuerza que quebró árboles de cedro, hizo estremecer montañas, causó que las ciervas dieran a luz del shock, y descortezó dejando pelados bosques enteros.

Las naciones que presenciaron la conmoción pero no sabían su causa llegaron a Bilám quien era famoso por su sabiduría y lo interrogaron, "¿Está HaShem a punto de traer otro mabul (diluvio) sobre la tierra?"


"No," Bilám tranquilizó a las naciones, "el mundo está en actividad porque HaShem está entregando la Torá a Su pueblo."


Los Benei Israel no experimentaron el impacto total de la Voz Divina.


Más bien, cada individuo la percibió de acuerdo con su inimitable capacidad para experimentar la shejiná. No obstante, ellos murieron después de cada Mandamiento dado que su nivel de profecía realmente excedió sus poderes de percepción. Quien percibe conceptos que trascienden su comprensión es dañado y puede incluso perecer como resultado.


La Torá misma suplicó a HaShem restituir vida a los Benei Israel, argumentando, "¿Cómo puede el universo estar feliz al recibir la Torá si tus hijos mueren en el proceso? ¿Es una causa para regocijarse si el rey que casó a su hija al mismo tiempo mata a los miembros de su casa?"


HaShem entonces salpicó el Rocío del Renacimiento sobre los Benei Israel. Este fue el mismo Rocío con el cual El resucitará a los muertos en tiempos futuros. Los Benei Israel, no obstante, todavía se sintieron débiles del shock que ellos habían experimentado. HaShem por consiguiente llenó el aire con la fragancia de especias, y ellos se recuperaron.


No obstante, su temor de la Voz de HaShem fue tan grande que apresuradamente huyeron al fin del Campamento, una distancia de doce mil (aproximadamente 1450 m.).


Los ángeles de HaShem tuvieron que transportarlos de regreso a sus posiciones anteriores al pie del Har Sinai para escuchar el próximo Mandamiento.

Después de los dos primeros Mandamientos, los Benei Israel estaban tan asustados que rogaron a Moshé transmitir el resto de los Mandamientos preferentemente a escuchar la Voz de HaShem otra vez.


A pesar de que HaShem había sabido de antemano que los Benei Israel no serían capaces de sobrevivir al escuchar Su Voz, El no obstante concedió su pedido original de escucharlo a El.


El no quería que Israel alegara en el futuro, "¡Si sólo El nos hubiera concedido una Revelación directa, nosotros nunca hubiéramos servido ídolos!"


¿Y qué de nosotros? ¿Aceptamos hoy día Su Toráh?


El Eterno pide a cada converso de entre las naciones que guarde los Siete Mandamientos Universales donde están implícitos también los 10 mandamientos dados a Israel en Sinaí.


Por tanto, judíos y no judíos estamos obligados a guardar los 10 mandamientos.


Aceptarlos en cada generación es como participar de nuevo en aquél evento extraordinario.


Cada uno de nosotros debe llegar a un momento de su vida donde decida por qué vivir. Si vamos a seguir nuestros propios caminos o si vamos a seguir los caminos del Eterno.


La decisión es personal y hoy más que nunca se ponen delante de nosotros dos caminos, uno con una puerta ancha, es el camino de la muerte.


Otro con una puerta estrecha, es el camino de la vida.


Nuestro Santo Maestro nos pide que entremos por la puerta estrecha porque ella es la que nos lleva a la vida.


Lo contrario es solamente una ilusión, porque, “Hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero su fin es de muerte”.


Feliz el hombre que decide por el camino de la vida, que es el camino de la obediencia a la Toráh según aplique a cada uno.

Shabat Shalom!


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EFREN CASTRO
EFREN CASTRO
Feb 22, 2023

Efrencas332@gmail.com

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