Proverbios: La espada

El filo de la palabra: entre la espada de la mentira y el bálsamo de la sabiduría.

“Hay quien expresa palabras como estocada de una espada, mientras que la lengua de los sabios es curación.” Proverbios (Mishlé) 12:18

Como alma desbocada corría la palabra desenvainada y alocada del arsenal de los depósitos oscuros de la lengua, llena del veneno de un corazón entenebrecido. Presurosa y sin mirar atrás, el filo de la espada de dos aguas, busca alcanzar y partir en un dimorfismo la lengua antropomorfa que se vuelve ofídica y que sólo come del polvo de la tierra; parte la verdad en mentira y la luz en oscuridad, donde la realidad es irreal...

El fornido forjador de los tiempos inveterados, golpea firmemente con su mazo a la roja, naranja y amarilla espada recién salida del horno del vívido fuego transformador, que arranca las fuerzas del hierro que se intimida, debilita y declina frente a la incandescencia de un fuego inclemente y abrasador, que parece despertar a la muerte que duerme... La espada, en el salón del rey, cumple su rol de elevar a un estatus más elevado al guerrero destacado que vela por la seguridad del reinado.

Cuando el “mal-decir” se transforma en una filosa y puntiaguda espada de doble filo, ella es una invitación a una muerte temprana y tardía; donde la vida se apaga por los filosos dichos de tu boca. Entonces tus acciones se volverán un arma letal que mata al individuo, aunque siga “vivo”; es decir, un muerto en vida... De tal manera que, el controlar tus “decires” evitará que de tu boca emerja una espada llena de una poción de maldad, señalamiento, vanidad, ego, mentiras, envidias, malas palabras, injusticias y mucho más; espada que atravesará el corazón hasta partir el alma.

Por otro lado, descubrimos que la lengua de nuestros Jajamim (sabios) es un bálsamo, que es curación para todo aquel que no tiene que ser curado por el Aba HaKadosh. Los tzadiquines (justos) son portadores de fuerzas cósmicas positivas y poderosas que fluyen por todo su cuerpo físico y espiritual. El poder de estos hombres del Eterno, radica en su boca, como en todo el pueblo de Israel. Ellos caminaron y caminan en esta tierra, portando y llevando bendiciones tan extraordinarias como lo experimentaron nuestros profetas y hombres de la talla de Moshe Rabenu, Abraham, Jacob, Isaac y en especial el Mashiaj esperado, Yeshúa HaMashiaj.

Uno de estos eventos milagrosos lo vemos en esta lectura con Moshe Rabenu cuando su hermana estaba enferma de lepra: “Y clamó Moisés al Eterno diciendo: ¡El na refá na la! ¡Di-s, te ruego cúrala!” Números (Bamidbar) 12:13

Y al instante Hashem la sanó. Otro evento poderoso de sanidad es el milagro de los dos ciegos de parte de nuestro Santo Ribi Yeshúa:

“Y dijo Yeshúa: ¿En verdad estáis convencidos que puedo hacer esto? Y ellos respondieron: Sí, Adoní. Entonces les tocó sus ojos diciendo: “Como ha sido así vuestra emunah, así les será hecho”.” Mateo (Mattityahu) 9:28

Este poder que sale de la boca del Mashiaj es el poder del Aba HaKadosh que viaja por el sonido de su voz, pasa a través del conducto auditivo, y el fuego de su Shejina hace rema en los invidentes quienes recobraron su vista al instante.

Es probable que, por tu mente, en este momento, esté pasando esto: ¡Claro, es muy fácil para ellos porque son profetas y él, es el Mesías! ¡Para ellos es muy fácil, pero para mi, es diferente porque soy un simple mortal, lejos de esos poderes!

Déjame decirte que estás bien lejos de la realidad, porque la verdad está escrita desde hace más de dos mil años, cuando nuestro Santo Ribi, el Mashiaj Yeshúa declaró esto:

“De cierto, de cierto os digo: El que tiene emunah en mí; las obras que yo hago, también él las hará; y mayores obras hará, porque yo voy al Padre.” Juan (Yohanan) 14:12

Atrévete a montarte en las alas del entendimiento de Hashem, y como las águilas, vuela por encima de las tempestades ominosas del miedo y la mentira, porque tú, y solo tú, cabalgas en los lomos de la verdad y la vida...

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