“Que a todo mandamiento guarde tu corazón porque de él sale la vida.” Proverbios (Mishlé) 4:23
Este Mishlé se nos presenta hoy como hálito de sabiduría de vida y expone en sí mismo que usamos nuestros sentidos como brújula en medio del alta mar de las aguas del saber. Por ello los preceptos toráticos, proféticos y del Asofer Hamaljutí nos recuerdan que el Eterno nos dio los ojos para ver... los oídos para escuchar... Pero ¿Para ver qué? ¿Escuchar qué? Pues te diré que el diseño de Hashem, cuando nos dotó de nuestros sentidos, no sólo fue para que sean usados exclusivamente en este plano terrenal, sino que Él tuvo el sumo y exquisito cuidado Paternal de darnos la capacidad de usarlo también en el plano invisible o plano espiritual. Es decir, la facultad de poder ver y escuchar aquí y allá. Algo que es totalmente obvio ya que fuimos creados en ese mundo invisible o en el Olam Haba, de allí fuimos insuflados como pasajeros de los tiempos existenciales en el vientre materno sin perder ambas capacidades; de ver y oír en ambos planos o amalgamar los sentidos en los dos mundos.
Escrito esta: “Porque de cierto os digo que muchos profetas y tzadikim desearon ver lo que veis y no les fue concedido y oír lo que oís y no les fue permitido.” Mateo (Mattityahu) 13:17
“Pero bendecidos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.” Mateo (Mattityahu) 13:16
“El oído oye, el ojo ve; el Eterno ha hecho ambos.” Proverbios (Mishlé) 20:12
Volvamos a remontarnos en el cabalgar sobre los lomos de este Mishlé. El reza que la vida o nuestras vidas, aquí y allá, dependen y están sujetas a las mitzvot (mandamientos).
“Que a todo mandamiento guarde tu corazón porque de él sale la vida.” Proverbios (Mishlé) 4:23
Pero, ¿Qué esconde y a la vez devela esta antelar mitzva? Ella como toda la Tora, los Profetas y el Asofer Hamaljutí nos da la fórmula ecuacional celestial para llevar a la práxis estos preceptos que son lámparas inextinguibles, que iluminan todos los caminos dilatorios donde se juntan y se abrazan el tiempo y la Eternidad.
Sigamos sumergidos en las “profundidades elevadas” de las aguas de arriba, donde la razón apaga su voz dando paso al sin sentido de los sentidos. Donde el saber se hace presente y te cobija con el Talit del conocimiento. Este hermoso precepto nos da la clave: la “larga vida” está dentro del cofre del tesoro inagotable de las Santas Escrituras. Y las llaves están intrínsecas en tu ser físico-espiritual y se llama ¡Voluntad o libre albedrío!; entonces tu vida dará un giro de 1800. “Dioscindencialmente” el valor gemátrico o matemático de la palabra חי - Jai (Vida) es el mismo, es decir 18; como trayéndote a memoria que tu vida está garantizada aquí en este mundo de hoy, como en el Olam Haba del mañana. Dicho de otra manera, larga vida con calidad de vida, para que cumplas a cabalidad tu propósito o misión que viniste a realizar en este hermoso planeta azul...
Todo, absolutamente todo el Eterno lo dejó al alcance de tu mano para que nunca digas que está muy lejos la Palabra de Di-s, y está fuera de tu alcance sino, que declares Su Palabra para que ejecute en tí y en todas tus generaciones el Plan Divino, la eticidad general que el Eterno y tú juntos diseñaron ayer...
“Porque este mandamiento que te ordeno hoy no te es encubierto ni está lejos de tí; no está en el cielo para que digas ¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá, y nos hará oírlo para que lo cumplamos? Ni está más allá del mar para que digas: ¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo traerá, y nos hará oírlo para que lo cumplamos? Sino que la palabra está muy cerca de tí, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas por obra.” Deuteronomio (Devarim) 30:11-14
¡Mazal Tov!
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