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Parasha 25 Tzav

Instrucciones divinas para los sacerdotes y el fuego eterno del altar

La lectura de la Torah para este Shabat se conoce con el nombre de Tzav, que puede ser traducido como "ordena", "di", o "instruye".


Esta parasháh continúa el tema previo en relación con los sacrificios que deben ser ofrecidos en el Mishkán HaKadosh. En este caso específico, la parashá contiene las instrucciones dadas por el Eterno a Moshé para que ordene (Tzav) a Aharón y a sus hijos en sus deberes sagrados como cohanim en relación específica a los korbanot ofrecidos en el Mishkán HaKadosh.


Entre esas ordenanzas, la Parashá resalta las siguientes:


El fuego en el altar debe permanecer constantemente encendido y su fuego debe ser capaz de consumir completamente todo el holocausto, con todos órganos. Se instruye acerca del procedimiento para las ofrendas no cruentas (en base a cereales) y la ofrenda para los cohanim. Se instruye también sobre las leyes del sacrificio expiatorio propiamente dicho, especificándose que debe hacerse, “en el mismo lugar que se ofrece el holocausto”.


Este sacrificio expiatorio no debe confundirse con Yom HaKipurim, son dos cosas diferentes. Se dan instrucciones sobre el sacrificio por la culpa del cual pueden participar también los cohanim a quienes se les explican sus derechos sobre el altar. Debido a esto, Aharón y sus hijos deben ser preparados para la consagración final y definitiva como representantes del Eterno.


Para ello, tanto Aharón como sus hijos, deberán permanecer en el Mishkán HaKadosh, por siete días requeridos para su iniciación oficial como cohanim.


📖 Resumen de la Parashá Tzav (Levítico 6:1–8:36)

La parashá Tzav continúa con las instrucciones sobre los korbanot (sacrificios), esta vez dirigidas a los cohanim, los sacerdotes, especialmente a Aharón y sus hijos. El Eterno le dice a Moshé que les instruya en los deberes sagrados del altar. Se profundiza en los distintos tipos de ofrendas: el olah (holocausto), el minjá (ofrenda vegetal), el jatat (expiación), el asham (culpa) y las shelamim (paz).Se hace énfasis en que el fuego del altar debe estar encendido continuamente, nunca debe apagarse.


Finalmente, la parashá detalla el proceso de consagración de Aharón y sus hijos, quienes deberán permanecer siete días en el Mishkán, preparándose para su servicio.


✨ Puntos importantes de la Parashá
  1. El fuego eterno – Tres veces se repite que el fuego en el altar no debe apagarse. Esto simboliza la llama interior que cada uno debe mantener encendida para servir al Eterno.

  2. Sacrificios específicos – Cada tipo de ofrenda tiene un propósito: expiación, gratitud, arrepentimiento, comunión.

  3. Parte de los cohanim – Los sacerdotes no solo ofician los sacrificios, también reciben porciones de ciertas ofrendas como sustento, lo que refuerza su dependencia del Eterno y no de bienes materiales.

  4. Consagración de Aharón y sus hijos – Por siete días permanecen en el santuario, en aislamiento, como preparación espiritual para su rol tan sagrado.

  5. Instrucción directa: “Tzav” – La palabra implica urgencia y permanencia; estas mitzvot no son solo para una época, sino para siempre.


🌿 Datos de Interés
  • Tzav (צַו) en hebreo tiene el valor numérico de 96 (צ=90, ו=6). Según algunos sabios, el número 96 está relacionado con la palabra צדיק (tzadik – justo), que nos recuerda que el verdadero servicio al Eterno requiere justicia interior y no solo ritos externos.

  • El fuego eterno representa la Nefesh Elokit (el alma divina) que nunca se apaga dentro del hombre, aunque esté cubierta por cenizas del pecado o el olvido.

  • La ofrenda de harina (minjá) que no lleva levadura es símbolo del ego aplastado: sin inflarse, sin elevarse falsamente. El justo se acerca al Eterno con humildad total.

  • El número 7 aparece una vez más en los días de consagración, recordándonos la creación divina y la santificación del tiempo, especialmente el Shabat.


🕯️ Lección aplicada hoy

Hoy ya no tenemos un Mishkán físico ni un altar de piedra. Pero el altar verdadero es nuestro corazón. Y el fuego que no debe apagarse... es la pasión por servir a Di-s, por cumplir Su voluntad con alegría y reverencia.

Cuando leo esta parashá, siento que el Eterno nos susurra:

"No dejes que se apague la llama dentro de ti. Aliméntala cada día con oración, con estudio, con actos de bondad, con humildad. Aunque caigas, aunque el viento sople fuerte, mantén encendida esa chispa. Porque de una chispa, Yo puedo hacer un fuego eterno."

Y así como Aharón y sus hijos fueron separados por siete días para ser consagrados, tal vez tú también necesitas separarte un poco del ruido, del ajetreo, para escuchar la voz del Creador que te está diciendo:“Tzav – Te ordeno. Te llamo. Te necesito.”


Que no apagues tu fuego. Que limpies tu altar. Que sirvas con amor, como Aharón sirvió, con temor reverente y ternura sacerdotal.


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