Parashá 20 Tetzavé
- AniAMI
- 4 mar
- 2 Min. de lectura
Parashá Tetzavé: La Santidad en el servicio a HaShem y la unción del Mesías

La Parashá Tetzavé, que se encuentra en el Libro del Éxodo (Shemot) 27:20 – 30:10, ofrece una mirada profunda al servicio sagrado en el Tabernáculo, estableciendo los estándares divinos para la santidad y la consagración. HaShem instruye a Moisés sobre los elementos esenciales del culto, incluyendo el aceite puro de oliva para el candelabro (menorá), las vestiduras sacerdotales y el altar del incienso, cada uno con un profundo significado espiritual.
Uno de los elementos centrales de esta parashá es el aceite puro de oliva, utilizado para mantener encendida la llama perpetua del candelabro en el Mishkán. Esta luz simboliza la presencia constante de HaShem en medio del pueblo, guiando sus pasos y proporcionando calidez y dirección. También se menciona el aceite sagrado de la unción (shemen ha-mishjah), el cual se usa para consagrar a los sacerdotes y el santuario, separándolos para el servicio divino.
Además, la parashá detalla las vestiduras sagradas del sacerdocio, especialmente las del sumo sacerdote Aarón. Entre estas se encuentran el efod, el pectoral y la mitra, cada una con un propósito específico. Estas vestiduras no solo representan la dignidad y la autoridad de los sacerdotes, sino que también simbolizan la conexión entre el pueblo de Israel y HaShem. Cada detalle, desde los materiales hasta los colores, está cuidadosamente diseñado para reflejar la santidad y la pureza requeridas en el servicio divino.
Asimismo, se nos habla del altar del incienso, donde se quema una mezcla especial de especias (Ketoret), produciendo una fragancia agradable a HaShem. Este acto simboliza la elevación de las oraciones del pueblo hacia el Eterno, creando una conexión espiritual más profunda.
Desde una perspectiva del Judaismo Netzarita, podemos ver una conexión entre el aceite sagrado y Yeshua, quien es descrito como el "Mashíaj", es decir, el Ungido de HaShem. Así como el aceite de la unción consagraba a los sacerdotes y el santuario para el servicio divino, Yeshua fue ungido por Dios para llevar a cabo el plan de salvación y redención. En Hilel/Lucas 4:18, Yeshua cita al profeta Isaías para presentarse como aquel que ha sido enviado a proclamar buenas nuevas a los pobres, liberar a los cautivos y dar vista a los ciegos.
En Meir/Marcos 14:3-9, una mujer unge los pies de Yeshua con un costoso perfume como una señal de su unción mesiánica. Así, al igual que el aceite sagrado apartaba a los sacerdotes para el servicio en el Mishkán, Yeshua es nuestro Sumo Sacerdote, quien se ofrece como sacrificio perfecto por nuestros pecados y nos consagra para el servicio del Todopoderoso.
En última instancia, la Parashá Tetzavé nos recuerda la importancia de la santidad en nuestras vidas diarias. A través del servicio sagrado en el Mishkán, las vestiduras sacerdotales y el aceite de la unción, aprendemos que cada acto, por más cotidiano que parezca, puede convertirse en una expresión de nuestra devoción a HaShem. Al seguir Sus mandamientos y buscar la pureza en nuestros pensamientos y acciones, podemos acercarnos más a Él y vivir una vida llena de significado y propósito.
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